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Verdasco da la Davis a España

El jugador madrileño no se rindió y destrozó en el quinto set a un Acasuso abatido La estrategia de Emilio Sánchez Vicario ha sido clave para lograr la tercera Ensaladera

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Un tórrido partido, comido por los nervios y atenazado por la presión del momento, presidió el triunfo de Fernando Verdasco sobre José Acasuso en cinco larguísimos sets, llenos de idas y venidas, de entradas y salidas que acabó con la victoria del español, cerrando así la puerta al intento de reacción de los argentinos, que sí existió.

Es un triunfo este de la Davis especialmente meritorio, por la ausencia de Nadal, por la entidad del rival y, sobre todo, por jugarse fuera de casa, algo que suele ser fundamental en este torneo. Pero se peleó bien, con mucha fe, solidez, con un Feliciano López brillantísimo y, fundamentalmente, con un estratega de primera en el banquillo. Emilio Sánchez Vicario movió sus piezas con maestría.

El partido que cerró la serie no fue bueno. Ya se sabe, la tensión iguala fuerzas y equilibra rankings, mucho más en la Davis. Cuando Fer estuvo en su nivel, como en el primer set, mostró su jerarquía porque es mucho mejor que el Chucho, más sólido y potente en todos los golpes, con más variedad de juego.

Acasuso siempre ha sido un tipo raro. Presenta un aspecto de sereno de noche, desgarbado, andar cansino, como si siempre estuviese destrozado, hastiado de la vida. Además, su revés es un poema. A Chucho siempre se le ha considerado un jugador seis en muchas cosas y siete en muy pocas: una buena derecha, un saque aceptable por su altura (1,90) y paren de contar. Verdasco cuando estuvo fino le pasó por encima. El primer set fue así pero a Fer le pasó lo de casi siempre, una constante en su carrera: entra y sale de los partidos con una facilidad pasmosa. Al comienzo del segundo set se descuidó, abrió la puerta y por ahí empezó a colarse Acasuso, que elevó su nivel, hizo todo lo que sabe hacer bien y Ver comenzó a bajar, cada vez más. Falló el servicio una enormidad (nueve dobles faltas) y cometió un sinfín de errores. Jugando así hasta Acasuso se te echa encima.

Si algo bueno tiene Verdasco es que nunca se rinde, nunca baja la guardia. Puede jugar mejor o peor, pero siempre cree en él. Supo alargar el partido y esperar. Al comienzo del cuarto set, el Chucho empezó a decaer. No le aguantaba el físico. Siempre, en todo momento, apareció como algo endeble, sin consistencia, a punto de quebrarse, y en cuanto Fer subió mínimamente su tenis, el argentino se derrumbó como un castillo de naipes, de forma estrepitosa. En el quinto set, Acasuso deambulaba por la pista como alma en pena. No llegaba a las bolas bajas ni a las altas, las fallaba todas y boqueaba buscando aire. Y es que a palo limpio es imposible ganar a Fer que acabó logrando un gran triunfo, el de la fe y la constancia, sin un juego excelente pero igualmente meritorio.

Adiós del capitán

La rueda de prensa de los argentinos acabó con tanta bronca entre el equipo local y los periodistas propios que estos recibieron a los españoles con aplausos y al grito de España España. Eso sí, todo se vio un poco triste cuando Emilio Sánchez Vicario anunció que «no, no estaré en la eliminatoria contra Serbia el próximo año. He acabado un ciclo y espero que el que venga disfrute de los grandes momentos que yo viví con este grupo». Eso sí, Emilio pasó alguna facturilla que otra: «Cuando di el equipo se me criticó que no tenía plan B ante la baja de Rafa, pues el plan B ha funcionado con este gente», dijo.