De Francia a Jaén en busca de un jornal
Los temporeros serranos que emigraron a Europa para la vendimia luchan ahora por un hueco en una campaña de la aceituna con excedente de mano de obra
Actualizado: GuardarMás de un millar de gaditanos, según cálculos de los sindicatos, marcharon este año a las campañas de la vendimia, la manzana y el melocotón en Francia y Bélgica. Esta emigración, habitual en pueblos serranos como Alcalá del Valle, ha sido más numerosa este año debido a la crisis de la construcción. Así lo atestigua Alonso Ponce, que cada año dirige una cuadrilla de 100 trabajadores. «Hubo muchos más vecinos que quisieron ir pero no tuvimos más remedio que decirles que no porque no había trabajo».
La mayoría ya ha vuelto del extranjero y de nuevo busca el jornal en otros lugares. Habitualmente tratan de «hacer la campaña de las aceitunas en Córdoba o Jaén» asegura Miguel Racero, secretario general del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), antiguo Sindicato de Obreros del Campo (SOC), en Alcalá del Valle. Pero se enfrenta a una realidad preocupante: «La crisis ha hecho que trabajadores de estas provincias decidan hacer las campañas, desplazando a nuestros vecinos».
Otra de las alternativas que están barajando los jornaleros en épocas de crisis es sumarse a las recogidas en lugares algo más cercanos y donde no necesitan que les faciliten viviendas. Se están buscan jornales por la comarca de Antequera, para ir y volver en el día. Pero allí también hay exceso de mano de obra.
En el verdeo -recogida de la aceituna de mesa- tampoco hay muchos huecos, y este año son menos los vecinos de Alcalá que han encontrado trabajo. Los jornales del campo varían entre los 36 y los 42 euros, aunque en la aceituna pueden ganar hasta 48 o 50.
Uno de los empleados que acudirá a la aceituna será Juan Jiménez, un alcalareño de 43 años que ha vuelto a emigrar a Francia después de 13 años compaginando trabajos en la construcción y la hostelería. Tras su paso por tierras gala, ahora mira a campos más cercanos: «Iré a diario a Mollina, en la comarca de Antequera, aunque conozco a mucha gente que no van a poder aprovechar ni eso». Este jornalero es, hasta cierto punto afortunado: «De febrero a junio me iré a Mazagón (Huelva) a la fresa, pero tengo descartado encontrar algo en la construcción o como camarero. No me pesa trabajar en el campo, pero es duro irse al extranjero y dejar a la familia atrás, sobre todo para gente como yo que me he ido por primera vez».
La competencia
Francisco López es otro alcalareño que emigra a Francia desde 1975. El boom de la construcción le permitió quedarse en casa durante cuatro años pero esta campaña no ha tenido más remedio que volver. Aunque valora el trabajo en Francia, asegura que «los jóvenes lo tendrán más difícil porque hay mucho portugués por la zona buscando jornal y demasiada competencia».
Muchos tratan de encontrar trabajo por quince días en el Plan de Empleo Rural (PER), pero estas peonadas son insuficientes para la fuerte demanda existente. El Ayuntamiento de Alcalá está desbordado por estas solicitudes.
Del paso por Francia o Bélgica a los trabajadores les quedan los ahorros que hayan podido tener en estas campañas, «unos 2.000 euros en tres meses», asegura Alonso Ponce. Además tienen derecho a percibir una prestación familiar que varía en función de los meses trabajados y del número de hijos que tenga: entre 135 y 225 euros por hijo y mes trabajado.
Verónica Vaassen es la persona encargada de gestionar estas ayudas desde el SOC. «Suelen atrasarse en ingresar el dinero, según las mutuas, pero lo que sí está claro es que antes o después te pagan». Pero existe un aliciente: «las prestaciones en estos países son mucho mejores». Sólo un dato, en España «sólo ofrecen 24 euros al mes».
En Francia mantienen la subvención hasta que los hijos cumplen 18 años y a partir de esta edad, se ofrecen ayudas para los estudios. En Bélgica se mantiene hasta los 27 años de los hijos, siempre que estudien. Mientras, en España, cuando los padres cobran el subsidio por desempleo, ya no tienen derecho a esta ayuda».
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