Turismo

Una antigua y rica historia olvidada

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aterna tiene un tesoro escondido bajo su suelo. Un manantial de aguas sulfurosas que ya fue fuente de riqueza durante el siglo XIX. La reina Isabel II otorgó la concesión para la explotación de las instalaciones del balneario en 1844. Pero hoy no queda ni un solo ladrillo de aquel edificio, ya que a partir de 1925, los baños paterneros entraron en declive por la caída de la demanda de este tipo de actividades a partir de los años veinte y, finalmente, desapareció. Ni siquiera quedan imágenes del recinto en el Consistorio. Ahora, el Ayuntamiento de Paterna lucha por la recuperación de las aguas que atrajeron a miles de turistas hasta esta localidad gaditana.