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De Hijuela se transformó en avenida del Polo

Este rincón de nuestra ciudad constituye una de las zonas más modernas y mejor equipadas de Jerez

MANUEL SOTELINO
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Los vecinos presentan una queja: un poco más de actualización, por favor. A vueltas con tanta tecnología y resulta que cuando le pones al GPS la dirección de la avenida del Polo lo reconoce como Hijuela y no como avenida. Y es que en algunas máquinas parece no haber pasado el tiempo. «Reclamamos una actualización más real», dice un vecino. Ahora vaya usted a buscar la oficina de quien diseña los mapas de estas nuevas máquinas que permiten que no nos perdamos; mientras que a la máquina no se le crucen los cables, claro.

La hijuela llevaba a los labradores y a las gentes del campo a la ciudad por la zona este. Del Polo por dos opciones: o porque se jugaba al polo en aquella zona o porque estaba dedicada al cante denominado de esta forma. Pero en cualquier caso, de camino de polvo y acebuches con golondrinas, años ha, ahora se ha transformado en una de las zonas más modernas del Jerez de las periferias. Un poco de más deporte, por favor. Y la gente parece habérselo tomado en serio a tenor del pelotón de ciudadanos que pasan agrupados haciendo footing.

Al fondo hay una señora que sonríe en un gran cartel. Tiene los puños cerrados y está en guardia. Convertida casi en Chuck Norris pero mejor maquillada y sobre todo más guapa. No se sabe bien qué da más miedo si los puños en guardia o las enormes dimensiones del cartel que la convierten en una gigante en medio de la avenida. Abajo un gimnasio que José María Rodríguez define como «una mina». No para de entrar y salir gente. «Dicen que es enorme por dentro. Yo no tengo tiempo ni para entrar a comprobarlo. Los animales me tienen ocupado todo el día», aclara. Mientras nos habla de la actividad de la calle, se mira los dedos. Resulta que un mapache maltrecho le ha herido. «Son buenos, pero cuando se les fuerza mucho y es que el pobre mapache tiene dificultades en una pata y ha habido que anestesiarlo para echarle un vistazo. Así ha sido como me ha mordido», comenta. José María Rodríguez lleva la tienda Exotic Jerez. Es un establecimiento dedicado a los animales exóticos. Perfectamente identificados y con los controles necesarios para estar en regla. Entrar en la tienda de Rodríguez es encontrarte con serpientes boas, pitones, anacondas, culebras ratas gigantes llamadas chinchillas, ardillas, hurones y otras delicias como escorpiones o tarántulas. «Es nuestro distintivo. Nos dedicamos principalmente en este tipo de animales exóticos, aunque si quieres un pastor alemán o un canario que cante también te lo puedo vender», explica. Un canario en la tienda de José María estaría más amenazado que un pacifista en el desembarco de Normandía. Una perra buldog inglés se desenvuelve con parsimonia por la tienda. A sus anchas, con esa lentitud de movimientos y con esa cara mitad lástima mitad sed de mal. «No te preocupes, no muerde. Es tonta perdida», comenta haciéndole una carantoña. Y los mapaches que forman parte de su particular zoológico. «Estamos en ello. Queremos abrir una zona que sea de exposición de animales. Pero no es tan fácil conseguir tener todo en regla», se lamenta. Está claro que Exotic mantiene lo mejor de la huerta. Si buscan animalejos raritos, no vayan a determinados núcleos de la ciudad a altas horas de la noche. Busquen en la tienda de José María Rodríguez. Seguro que encuentran algo interesante.

La puerta 10 y 11 del Gol Sur del estadio Chapín está cerrada a cal y canto. No sabemos bien qué significa eso de gol en la puerta de un estadio. Quizá sea el deseo del aficionado plasmado en cada acceso. Pero lo que si podemos asegurar es que en el Equus todavía resuenan los goles que el pasado domingo colocó el Xerez al Alavés. Carolina puede dar buena cuenta de ello. Esta chica ecuatoriana es la encargada de la cafetería que está al otro lado del estadio. «Comenzó siendo un lugar de meriendas. Especializados en todo tipo de tartas de chocolate. Ahora, en cambio, le hemos dado un giro. Lo hemos convertido en un bar de copas», comenta. Asegura también que el bar toma cuerpo cuando falta media hora antes del partido. Es cuando no se para de servir copas. Un último trago antes de gritar al equipo local. La decoración acompaña.

Gol

Para cantar un gol en el estadio de Chapín es necesario que el cuero blanco con pintas negras bese las mallas de la portería contraria. No sabemos qué es más difícil, que el Xerez haga un gol con la mano de Dios, o que en Credit Services se apruebe un préstamo. Manuel Rodríguez ha llegado a la oficina. Buena planta la de este chico que bien podría confundirse con cualquier agente bursátil en el parquet londinense. Nos habla de la situación económica, y nos cuenta que ahora las cosas están más difíciles, pero no imposibles. «Qué duda cabe que debemos de cambiar los hábitos que hemos tenido en estos años de atrás. Habrá que imponer la idea del ahorro», subraya. Rodríguez lleva tres años en la lucha de los créditos en la avenida de El Polo. De camino, se conoce los intríngulis de la zona. «Es una zona nueva todavía. Quizá necesitaría más comercios», asegura. Sin embargo, no niega que es una zona muy interesante y sobre todo «con aparcamiento fácil. No está mal para trabajar», concluye.

Una zona verde bien equipada, el gran complejo de Chapín, y un lugar para comer como es Casa Paco. Bueno, bonito y barato. Cuando llega la noche, el edificio Olympus se ilumina. Los vecinos cuentan que «cuando se dieron estos pisos, se vedieron áticos por unos ochenta y pocos mil euros. Ahora, la gente está pidiendo hasta trescientos mil». ¿Quién pagaría entonces la factura de la luz con esos precios? La pregunta queda en el aire. De ser una trocha donde los campesinos llegaban a la gran ciudad, ahora es un lugar donde los pisos se venden a precio de oro. El Polo, con la duda en el aire de saber a qué nos referimos: al cante jondo o al deporte equino.