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La calle puso el punto y final
Cientos de chiclaneros vivieron de forma apasionada el relevo en la Alcaldía y esperaron a sus representantes políticos en La Vega, si bien no hubo que lamentar incidentes graves
Actualizado: Guardar«¿El último cartucho, Marín!» Con esta exhortación fueron acompañando algunos vecinos de Chiclana a Ernesto Marín por la calle La Vega y hasta que entró en el Teatro Moderno de Chiclana. Así percibieron algunos chiclaneros el fin del Gobierno del tripartito, representado por el edil popular. Aunque también hubo quien, tímidamente, se acercó para darle la enhorabuena.
En aquel momento, cuando Marín se acercaba al Salón de Plenos, a las 11.15 horas, aún no se había caldeado demasiado el ambiente. Fue más llamativo el despliegue de fuerzas de seguridad en torno a las cuatro esquinas de la bocacalle hacia el Teatro, para prevenir posibles enfrentamientos, que el jaleo que después montaron los afines a los diferentes partidos. Cada cual llevó a su grupo de afine. Los más discretos fueron los del PP. Según comentó una de las afiliadas al Partido Popular chiclanero, «llevan tres días insistiéndonos en que no respondamos a las provocaciones». También eran muchos menos en número.
Los primeros en llegar a La Vega fueron los del Partido Andalucista, que con pancarta en alto se hicieron con una de las esquinas de la calle desde las 11.30 horas y no se movieron de allí hasta que no salieron del Pleno sus representantes, también con banderas en alto. Fueron los más escandalosos. Pero tampoco llegó la sangre al río y la mañana transcurrió sin incidentes.
Los partidarios de Izquierda Unida tampoco se quedaron atrás en gritos y proclamas -sobre todo cuando llegó Butrón, a las 11.40 horas-, y se colocaron peligrosamente cerca de los andalucistas. En ese momento la docena de policías locales y los 15 guardias civiles apostados en la calle -cuatro de ellos de paisano y mezclados entre los más alborotadores- cruzaron miradas, pero no fue necesaria ninguna intervención.
Fueron desfilando todos los representantes de los partidos políticos hasta el Teatro Moderno, excepto el PSOE, que se hizo esperar como una novia en el altar. Finalmente, Román, apoyado por una nutrida representación socialista provincial, y por cientos de afiliados y simpatizantes colapsó La Vega. Éste fue el momento de mayor griterío y las arengas en contra y a favor cruzaron la calle.
Una vez iniciado el Pleno, unas sesenta personas siguieron la moción desde la entrada al teatro, donde se había instalado una gran pantalla. En este espacio tuvieron mucha más voz los diez partidarios populares, que corearon y aplaudieron los discursos de Marín y de la concejala del PA Estafanía Benítez.También abuchearon a la representante del PSA, María Ángeles Polanco, que hizo posible la moción de censura para desbancar a Marín del sillón.
Colofón
Sobre la una y media del mediodía, la multitud se fue impacientando y subió el tono del jaleo. Las fuerzas de seguridad tuvieron que tranquilizar a algún exaltado que amenazaba con organizar bronca. Y finalmente, llegó la fiesta socialista. Y es que los representantes de los diferentes grupos fueron saliendo del recinto de forma escalonada, tal y como habían llegado, y sus simpatizantes fueron desapareciendo con ellos. El PSOE, con Román ya nombrado alcalde de Chiclana, se quedó el último y la Policía Local quitó las vallas de protección a la entrada de la bocacalle del teatro. Cientos de socialistas se avalanzaron hacia las escaleras del Teatro Moderno para dar la enhorabuena a su alcalde. Rancapino se arrancó con un cante y Román salió a hombros por las calles de Chiclana, sin presiones de ningún otro grupo político.
La celebración socialista tuvo continuidad en la Casa del Pueblo, donde a las 15.30 horas seguían brindando por la recuperación de la Alcaldía de Chiclana.