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ESPAÑA

Condenado a cuatro años por los ruidos procedentes de su bar en Barcelona

La Audiencia de Barcelona ha condenado a cuatro años y un día de prisión a Gabriel Alejandro Fernández, el propietario del bar '242' de la calle Entença de la Ciudad Condal, por los ruidos procedentes de su local, que funcionó ilegalmente como «after» durante seis meses.

EFE
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En su sentencia, la Sección Octava de la Audiencia condena al procesado por un delito contra el medio ambiente, pero le absuelve de los nueve delitos de lesiones de que le acusaba la fiscalía -que solicitaba quince años de cárcel- por los daños que causó en la salud de sus vecinos.

Además, le condena a pagar una multa de 15.000 euros y a indemnizar con 5.000 a cada uno de los nueve vecinos a los que afectaron los ruidos, entre los que hay cinco menores, por las «molestias» que les provocó la música procedente del local.

La sala, sin embargo, no ha ordenado la clausura del bar, como solicitaba la Fiscalía, porque desde el pasado mes de abril el procesado efectuó las correcciones necesarias para aislar su establecimiento y adquirió un nuevo equipo de música y un limitador de ruido.

La Audiencia de Barcelona se muestra favorable a que el Gobierno conceda a Gabriel Alejandro Fernández un indulto parcial que le libre de cumplir dos años de prisión, tras admitir que la pena impuesta es «excesiva» y que el daño causado con su conducta «no ha llegado a producir resultado lesivo».

Sin daños físicos

De hecho, la sentencia absuelve al procesado de los delitos de lesiones porque no cree demostrado que los vecinos precisaran tratamiento médico a raíz de los ruidos. Los perjudicados manifestaron en el juicio que no habían aportado certificados médicos porque nadie se los pidió.

El tribunal cree probado que durante los seis meses en que estuvo funcionando ilegalmente como «after», entre diciembre de 2006 y junio de 2007, los ruidos procedentes del '242' alcanzaron hasta 46 decibelios en el dormitorio de las víctimas.

Aunque tenía licencia de local de restauración y bebidas, el local estaba abierto de 22.00 a 3.00 horas y de las 5.00 a las 13.00 y disponía de pista -donde en una de las inspecciones se contaron hasta 40 personas bailando-, así como altavoces y un equipo de música sin limitador de ruido. El Ayuntamiento había multado con 3.000 euros al dueño y había cerrado el local durante un mes por ruidos.