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Diez años de prisión por encargar el secuestro de la hija de un narco

SILVIA TUBIO
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El arresto por narcotráfico fue tan sólo el principio de la pesadilla para la familia de José Bermúdez Heredia, un vecino de El Puerto detenido el 16 de diciembre de 2005 al que le incautaron más de medio kilo de cocaína en su domicilio. Este individuo acaba de ser sentenciado por la Audiencia Provincial a seis años de prisión por un delito contra la salud pública.

Pero el banquillo de los acusados lo compartió el día del juicio con un cliente suyo al que le suministraba droga, un rumano que había sido contratado para secuestrar a su hija, la persona que encargó el rapto e incluso su esposa, que al final fue absuelta tras retirar el fiscal la acusación contra ella. Una compleja historia que ha concluido con penas de cárcel para los otros procesados que oscilan entre los tres y los diez años.

El equipo de estupefacientes de la comisaría de El Puerto inició en 2005 una investigación después de comprobar que el condenado José Luque Herrera recibía constantes visitas en su tienda de piensos, también en El Puerto, de personas conocidas por la Policía por estar vinculadas al narcotráfico. A través de la grabación de sus conversaciones fueron descubriendo quién era la persona que le suministraba la droga y, a su vez, quién era el gran proveedor. La Policía desenmascaró así a José Bermúdez y al principal procesado, Ángel Martín Carrillo.

Cuando los agentes arrestaron a finales de 2005 a José Bermúdez y a José Luque después de que cerraran una compra-venta de 20 gramos de polvo blanco, el caso, que hasta entonces había sido una investigación más sobre narcotráfico, dio un giro dramático gracias a la información que aportaban los pinchazos telefónicos. La Policía decidió seguir con las pesquisas para identificar al que le presuponían que debía manejar mayores cantidades de droga que los otros dos procesados. Y así descubrieron cómo había contratado los servicios de un rumano, Jenel Nastasouiu, para que raptara a la hija de José Bermúdez.

Su detención había dejado pendiente una deuda de cerca de 36.000 euros que había contraído con Ángel, según se relata como hechos probados en la sentencia dictada por la Sección Primera. Como no lograba que la esposa de José entregara el dinero, ideó el secuestro para cobrarse el dinero a la fuerza. El 29 de diciembre era el día elegido para perpetrar el rapto, pero Jenel, en compañía de otras tres personas que nunca fueron identificadas, se apostaron en la entrada de la vivienda de la víctima; un bloque de pisos situados en la avenida de la Diputación, en El Puerto. Y como no salía nadie de la casa, optaron por lanzar tres cócteles molotov a la vivienda para asustar a la mujer. Dos de ellos entraron por el balcón de la casa e hirieron a la hija. La esposa de José llegó a pagar 18.000 euros, pero la amenaza no cesó hasta que en febrero fueron detenidos Ángel Martín y Jenel Nastasouiu. Esas evasivas no le sirvieron para ser condenados a diez años de prisión. Las identificaciones que hicieron los agentes que les siguieron los pasos y el contenido de los pinchazos que las defensas no lograron anular fueron claves en el juicio.