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Los hogares congelan el consumo
El Banco de España anticipa la recesión y la OCDE sitúa en el 0,9% la caída del PIB en 2009
MADRID Actualizado: GuardarLa desconfianza ya afecta de lleno a la economía. Las familias se apretaron el cinturón el pasado verano lo que, junto al desplome de la inversión en equipamiento, llevó al Producto Interior Bruto español a registrar un retroceso trimestral, el primero en tres lustros, lo que coloca la actividad al borde de una etapa de recesión.
El Instituto Nacional de Estadística, que confirmó ayer el descenso del Producto Interior Bruto en un 0,2% de julio a septiembre respecto a los meses de abril a junio, desveló las causas del retroceso: los hogares se creen más pobres, obtienen menores ingresos o temen verse afectados por la destrucción de empleo, mientras las empresas no se atreven –o no pueden, ante las dificultades de financiación– a desarrollar sus proyectos de crecimiento. El único alivio reside en que, pese a la atonía de las exportaciones, el sector exterior recorta sus ‘números rojos’. De julio a septiembre, la demanda nacional pinchó, y apenas aportó una décima al crecimiento, frente a 1,5 puntos del trimestre precedente. La externa, por el contrario, mejoró cinco décimas, hasta 0,8 puntos.
El INE confirmó igualmente que el avance interanual del Producto Interior Bruto aún se sitúa en el 0,9%. El dato enmascara en parte la gravedad de la situación. La desaceleración se está produciendo a fuerte velocidad –hace un año, la tasa de crecimiento era superior en tres puntos– y los expertos dan por seguro que en la segunda mitad del ejercicio, así como en 2009, las comparaciones mostrarán registros negativos.
«El proceso de ajuste continuará en 2009», afirmó el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, durante su comparecencia ante la Comisión de Presupuestos del Senado. Con ello daba por inevitable la corrección que debe llevar a cabo el Gobierno en sus proyecciones, puesto que aún mantiene una estimación de crecimiento del 1% para el próximo ejercicio.
«Es de prever que el próximo año continúe la desaceleración del consumo, sobre todo por la debilidad del empleo, y que la inversión empresarial refleje el declive de la actividad», precisó la autoridad monetaria. Todo ello tras dar por descontado un ajuste más fuerte en la inversión residencial, porque los menores registros de la obra en ejecución se traducirán el año que viene en el frenazo de las iniciaciones.
Fernández Ordóñez insistió en sus habituales recomendaciones de control fiscal. Evocó que las cuentas públicas van a pasar «en menos de un año» de un superávit del 2% del PIB a un déficit que podría aproximarse al 3%, e incluso sugirió que los mercados penalizarán la deuda de los países menos saneados. Por eso sugirió que el Ejecutivo debe extremar su cautela «ante la opción de aplicar medidas adicionales», de todo tipo, ya sean de impulso a la actividad –vía incremento de gasto o reducción de ingresos a través de impuestos– o destinadas a promover que la financiación se normalice.
La OCDE, más pesimista
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) fue más pesimista. Considera que la recesión económica en España se agudizará el año próximo, con una caída del PIB del 0,9%, y que en 2010 debería llegar una débil recuperación, con un crecimiento del 0,8%. «El largo periodo de fuerte crecimiento prácticamente ininterrumpido desde comienzos de los años 90 ha terminado», señala en un informe sobre España que publicó ayer. El organismo advierte de que eso se traducirá en «cambios económicos duraderos y profundos».
Comparado con las cifras de un año antes, el gasto de consumo de los hogares apenas creció el 0,1% en el tercer trimestre, la tasa más baja de la historia reciente y un recorte efectivo de los desembolsos, porque el número de habitantes siguió creciendo. El INE considera que las familias empiezan a sufrir la destrucción de empleo y reducen sus gastos, en especial los destinados a bienes de consumo duradero: coches o electrodomésticos.
Como corresponde a tiempos de crisis, se aceleraron los desembolsos de las administraciones públicas, que ya están creciendo a un ritmo anual del 5,9%. Por el contrario, la inversión muestra un fuerte retroceso anual del 3,2%, producto, en este caso, de un drástico retroceso del 6,4% en la construcción al que se suma la primera caída trimestral en los bienes de equipo. Los expertos del INE descienden al detalle. En la inversión residencial se registra un severo desplome del 13,4%, mientras la destinada a equipamiento aún crece el 1,9% y la de material de transporte sufre un descenso del 6%, el primero del actual ciclo económico.
En los intercambios con el exterior, las exportaciones frenaron su crecimiento desde el 4,2% al 1,5%, pero las importaciones cayeron el 1,1%, como corresponde a un momento de fuerte contracción de la demanda.
La Contabilidad Nacional también refleja, como la Encuesta de Población Activa, la destrucción de empleo en el tercer trimestre. Según este cálculo –que considera un puesto de trabajo a tiempo completo por cada ocho horas de actividad laboral– el empleo cayó el 0,8%, lo que supone una reducción neta de 145.700 puestos en un año. Prueba de la desaceleración del mercado es la caída del coste laboral unitario: en septiembre se situó en el 3,6%, cuatro décimas por debajo del registro del segundo trimestre.