MÓNICA MOLINA

«No tengo tiempo de ver la tele»

Ha vuelto a la interpretación en el papel de Cora, la nueva cantante del Morocco, en 'Amar en tiempos revueltos'

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Después de una incipiente carrera como actriz, Mónica Molina optó por no seguir los pasos de su hermana Ángela, con quien intervino en la serie Hermanas, para volcarse en la música, su verdadera vocación, en la que se centró en 1999. Un tiempo en que ha creado un estilo melódico elegante, apoyada por su hermano Noel. La pequeña de la saga quiere seguir siendo coherente y sólo ha admitido volver a interpretar porque le pusieron «un bombón» delante (su papel en Amar en tiempos revueltos, telenovela de TVE 1 en la que también canta). Tras esta incursión promete volver a lo suyo, la música, como hasta ahora, sin ruidos, defendiendo su intimidad, su vida al lado de su hija y fuera del circuito del famoseo.

-¿Por qué tenía aparcada su faceta de actriz?

-Yo quería dedicarme a la canción y pensé que debía concentrar todas mis energías en eso. Me salió bien y dejé la interpretación consciente de que no quería volver. No me apetecía.

Diez años después

-¿Entonces, cómo es que vuelve?

-Han pasado diez años y, como dejé muy claro que no quería volver, tampoco me han llamado. Tampoco yo era una intérprete destacada, ni estaba de moda ni pasaba nada porque desapareciera. Después de tanto tiempo se me ofreció la posibilidad de intervenir en Amar en tiempos revueltos. Yo había participado ya en la serie, pero sólo grabando la sintonía musical, y como me pidieron que interpretara a una cantante me gustó, porque tenía la posibilidad de cantar mis canciones.

-Pero su papel también es interesante como personaje, una mujer con una historia muy dramática.

-Sí. Fue una cantante famosa que se fue a Argentina siguiendo a un torero, que estaba casado. Era su amante. La otra. Al morir este hombre quiere rehacer su vida en España y canta en el Morocco y lleva una doble vida porque en realidad es una espía que trabaja sacando a los nazis que se han asentado en España. Les facilita la documentación para que se vayan al extranjero. En realidad hay una trama detrás, no es una persona mala ni colaboracionista de los nazis. Después se descubrirá por qué hace todo eso. Por otro lado, en la España de aquel tiempo, tener la connotación de la otra era durísimo.

-¿Qué sabe usted de aquella época de la posguerra?

-Me he enterado hablando con mi madre de vivencias suyas, de su infancia, de lo mal que lo pasaron en la guerra y después de la contienda. Las historias, depende de quién te las cuente, son de una manera o de otra. Debieron ser años duros, pero también bonitos en otros aspectos. Encuentro que todo era más auténtico, más real, aunque hubiera cosas tremendas. La gente era más humana.

-¿Qué le parece la decisión de Garzón de investigar los crímenes franquistas?

-No lo entiendo muy bien. No sé si eso tiene ahora mucho sentido, aunque no estoy muy informada. Pero comprendo que haya gente que quiera saber.

-¿El apellido Molina le ha abierto puertas?

-Mi apellido siempre me ha traído cosas positivas, no puedo decir lo contrario, sería una cínica. Al principio te abre puertas, pero esta profesión es igual de difícil después para todo el mundo. Si no tienes nada que ofrecer, ya te puedes llamar como te llames. Ha sido duro abrirse camino. Empecé a cantar cuando a la industria de la música le quedaba un soplo para hundirse. Ganamos un lugar a pulso. Pero en estos momentos las cosas están mal para todo el mundo y la música que hago yo no interesa porque lo que se mueve es muy superficial. Hago canciones de las que no me tendré que esconder cuando las oiga dentro de 20 años.

-¿Le gusta la tele?

-No veo la tele desde que tuve a mi hija. No me da tiempo.