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El desprecio del paciente

Investigadores del London Chest Hospital, en Reino Unido, han publicado las conclusiones de un estudio que inspira el titular de la BBC: «Los electrocardiogramas son poco útiles». «En vez de hacer electrocardiogramas, los médicos deberían dedicar más tiempo a conversar con los pacientes sobre sus síntomas», han dicho los científicos. Ellos dicen lo que hay. Luego las autoridades sanitarias se encargarán de hacer caso omiso de la evidencia. Nuestro sistema sanitario ha ido creciendo sobre un pilar que debería ser combatido como subproducto indeseable de su funcionamiento: el desprecio al paciente. Consecuencia de la premura y la rutina, es ya el eje sobre el cual gira todo el mecanismo de desatención, perdón, de atención médica, público o privado.

MARÍA MAIZCURRENA
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Hay que ahorrar, reducir costes, reducir tiempos, evitar tratamientos costosos, no meterse en dibujos... Esta mal llamada «eficiencia» produce un gran desprecio por lo que dice el enfermo. Por lo que sufre el enfermo. Y este desprecio ya se ve como inevitable. No hay tiempo. Los médicos están quemados. No hay tiempo ni recursos para el trabajo concienzudo que podría haber evitado que a un vecino le extirparan 20 centímetros de colon por error. El sistema, además, tiene mucho de disuasorio: desanima al enfermo para que no haga gasto.

Los médicos eluden muchas veces la recomendación clara y dejan decisiones fundamentales en manos del paciente, que puede creer que si no se le aconseja de forma taxativa un tratamiento es porque acaso pueda prescindir de él. La insensibilidad que desarrollan los facultativos ante el dolor ajeno se ve estimulada en este medio. Alguien acude al traumatólogo diciendo que lleva dos, tres meses metiéndose corticoides y ni modo, que le ha costado Dios y ayuda llegar a la consulta y que aquello va a peor, y el buen doctor le receta ibuprofeno. Alguien visita al cardiólogo después de sufrir un infarto agudo de miocardio y, asombrosamente, no presenta los factores de riesgo que cabría esperar.

¿Dedica algún tiempo el cardiólogo a conversar con el paciente? No hay tiempo. Le hace un electrocardiograma y lo manda a casa. Los investigadores del London Chest Hospital han descubierto que más de la mitad de los accidentes coronarios afectan a pacientes cuyos electrocardiogramas eran estupendos.