
Marruecos abre la puerta a la autonomía del Sáhara Occidental
Mohamed VI aprueba un plan de descentralización que dota de mayores competencias a la región
Actualizado: GuardarMarruecos acaba de poner la primera piedra para la autonomía del Sáhara Occidental. Con las negociaciones sobre el conflicto completamente estancadas a la espera de que Naciones Unidas designe un nuevo enviado especial para la región, Rabat ha decidido apretarle las tuercas al proceso.
El rey Mohamed VI anunció la semana pasada el inicio de un programa de descentralización administrativa que ha sido bautizado como «plan de regionalización avanzada». Se aplicará a las dieciséis provincias en las que actualmente se divide el país, pero comenzará por el Sáhara Occidental, un territorio que Marruecos considera suyo. Y más descentralización significa más autonomía.
Rabat defiende la del Sáhara como requisito indispensable para las negociaciones con el independentista Frente Polisario, que serían mediadas por la ONU. Esta hoja de ruta marroquí descarta cualquier posibilidad de autodeterminación para la región, por lo que se ha convertido en uno de los grandes escollos en las conversaciones. Ninguna de las dos partes quiere ceder terreno y tres décadas después del inicio del conflicto, el territorio sigue en disputa. «Sin duda, el plan es un obstáculo para el Polisario», reconoce Hussein Bida, presidente de la comisión de Derechos Humanos del Consejo Real Consultivo para los Asuntos del Sáhara (CORCAS). «Pero es un paso adelante para los saharauis que viven en el sur de Marruecos», añade Bida, que durante años militó en las filas del Polisario, pero que hoy pertenece al grupo de saharauis que defienden la autonomía como única salida viable para el conflicto. «A nosotros nos beneficiará. Es una parte de la solución», señala desde El Aaiún, la capital administrativa del Sáhara Occidental.
El Polisario no ha tardado en reaccionar al plan anunciado por Marruecos. Mohamed Abdelaziz, presidente de la autoproclamada República Saharaui, ha acusado al monarca de intentar sabotear la negociación con el anuncio del programa de regionalización, según recogió el diario argelino Le jeune indépendant. Según Abdelaziz, Rabat, «con su fórmula colonial llamada autonomía» no hace más que «torpedear el proceso de paz».
Incremento de medios
La nueva iniciativa no está aún completamente perfilada. Desde el Gobierno se apunta que las regiones dispondrán de nuevos medios materiales, financieros y humanos para asumir poco a poco más competencias. Su extensión será decidida por una comisión designada por el rey en la que habrá representantes de los partidos políticos.
Sin embargo, según señaló el propio monarca durante el discurso en el que anunció el nuevo plan, la autonomía sólo saldrá adelante «una vez que haya sido objeto de un compromiso político y de que la ONU la haya adoptado como solución definitiva al conflicto». Las posiciones de Rabat y el Polisario siguen siendo distantes. Tras la marcha de Peter Van Walsum, último enviado especial de la ONU para el Sáhara Occidental, las negociaciones siguen suspendidas.
La credibilidad del diplomático holandés cayó en desgracia con los independentistas después de que éste reconociera que la independencia era inalcanzable. Pero encontrar un sustituto no resulta sencillo. Se baraja la posibilidad de que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, designe al diplomático estadounidense Christopher Ross, aunque el retraso de su nombramiento podría significar que no cuenta con la aprobación de Rabat.
«El problema, a fin de cuentas, no es la persona que decida la ONU», opina Hussein Bida. «Es muy serio y difícil de resolver, y si no lo consiguió el señor Baker -James Baker fue enviado especial de la ONU de 1997 a 2004-, no lo va a resolver otro».