ETA EN IRLANDA DEL NORTE. Un mural en la zona oeste de Belfast recuerda la actividad terrorista en el País Vasco. / AP
ESPAÑA

El itinerario de 'Caos'

Iñaki de Juana volverá a recorrer mañana el oeste de Belfast, donde ha vivido en los últimos meses, camino del tribunal que puede encarcelarle de nuevo

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El delito de glorificación del terrorismo tiene una pena máxima de siete años en la legislación británica y toda la jurisprudencia sobre la euro-orden en los tribunales británicos ha establecido que los jueces no tienen que analizar las pruebas de la acusación, sino que deben confirmar el principio de mutua confianza entre magistrados.

El juez Thomas Burgess debería confirmar mañana que su colega de la Audiencia Nacional Eloy Velasco acusa a Iñaki De Juana Chaos de un delito -el de enaltecimiento del terrorismo- que tiene equivalente en el de glorificación, que la pena máxima es mayor de tres años y fallar entonces que De Juana sea enviado a España. Pero su abogado, Kevin Winters, lo rechazará.

El juez Burgess y los abogados decidirán entonces los pasos y plazos del proceso. Tendrán que debatir si espera en libertad o es encarcelado de nuevo y de modo preventivo el que fuera miembro del sanguinario comando Madrid de ETA, en libertad desde hace algo más de tres meses, tras cumplir sendas condenas de 21 años por 25 asesinatos y de dos años por publicar varios artículos amenazantes.

Desde hace más de dos meses, De Juana vive en una casa de las afueras de Belfast. Es una vivienda familiar semiadosada, en una urbanización agradable y modesta, lo mejorcito de la zona inmediata, un barrio más en un paisaje duro, húmedo. En la sombra de la pared rocosa de Cave Hill y suficientemente elevado como para ver la perspectiva de la ciudad, aunque nada que ver con San Sebastián.

En su recorrido de mañana hasta el edificio de los tribunales se unirá de nuevo al hombre que le guía. Es Pat Rice, un profesor jubilado y políglota que desde hace muchos años ha trabajado con el departamento de relaciones internacional del Sinn Fein, el partido asociado al IRA, donde ha sido hilo conductor de las relaciones con las varias ramas políticas de ETA

Rice habla perfecto castellano y algo de vasco. Nació en Crossmaglen, uno de los bastiones del IRA en la frontera entre las dos Irlandas. Es un rostro afable del movimiento republicano irlandés, el lingüísta que conoce otras culturas, el revolucionario irlandés de maneras educadas y amistosas. De Juana y él se han convertido en una estampa habitual en el oeste de Belfast. Tienen un aire de Don Quijote y Sancho Panza, el alto y enjuto caminando hierático junto al sexagenario rechoncho. Mientras avancen hacia el despacho de abogados, en el centro de la ciudad, y camino del tribunal, recorrerán el barrio republicano por excelencia, la geografía con la que se ha familiarizado De Juana en sus primeras semanas de libertad.

Monumentos

Bajará hacia Andersonstown Road observando quizás los monumentos levantados a miembros del IRA muertos en huelga de hambre en 1981, pasará por delante de la remozada Connolly House, donde Gerry Adams despachaba antes de convertirse en político parlamentario, el club The Felons, donde para ser miembro se exige haber sido condenado por pertenencia al IRA, y el nuevo macrocentro comercial, con McDonald's incluido.

Algo más adelante, De Juana pasará por lugares que le son más familiares. Se le suele ver a menudo en el centro gaélico de Falls Road, construido en el interior de una iglesia presbiteriana abandonada. A veces hay música en vivo y oportunidad de ver a alguien de la numerosa comunidad vasca en Belfast, crecida de las relaciones entre los movimientos patrióticos irlandés y vasco. Quizás De Juana, que ha escrito libros, ha ojeado los que allí se venden. No hay ejemplares sobre temas vascos, pero se puede comprar la memoria Brigadista, de Bob Doyle, o el libro de Ciaran Crossey sobre los irlandeses que fueron a España durante la Guerra Civil para defender la República.

Ya camino del centro de la ciudad, recorrerá el perímetro del hospital Royal Victoria, donde el IRA intentó, poco antes de su alto el fuego, matar a un político unionista cuando estaba junto a su hijo enfermo. Pero el hospital ya no tiene alambradas. De Juana dejará en ese momento un Belfast Oeste pacificado, un barrio donde ahora abundan carteles de los disidentes, cuyo apoyo aumenta, según se dice en la ciudad, porque hay gente que cree que la política de Adams -la guerrilla terrorista, primero, y el proceso de paz, después- no han conducido finalmente a nada.

Incluso frente a la sede de Cóiste, la asociación de ex presos, y junto al llamado muro internacional, donde se pintan murales pidiendo una Cataluña libre o en solidaridad con huelgistas de hambre en Turquía, alguien se ha permitido pintar «Santa Claus es un agente británico», en lo que parece un pitorreo del IRA y del Sinn Fein tras el descubrimiento reciente del éxito de los servicios de inteligencia para penetrar su liderazgo.

De Juana llegará, tras dejar de lado el colegio en el que se ha matriculado para estudiar inglés, a la oficina de su abogado, en una calle comercial que parece una pequeña Estambul. Rice traducirá su conversación con Kevin Winters, que pedirá, con previsible éxito, la reglamentaria subvención del Estado británico para sufragar su defensa. De Juana ha elegido defenderse en el sistema judicial británico cuando podía haberlo hecho en Irlanda, bajo la soberanía dublinesa, que ha sido siempre el ideal de quienes le acogen.

Una de las consecuencias es que, en la costumbre británica, cuando se dan tres nombres, la gente cree que el del medio es el segundo nombre de pila. El caso por la extradición de Augusto Pinochet Ugarte se llamó La Reina contra Ugarte. En el caso del ex dirigente etarra sería La Reina contra Chaos. Así llaman ya a De Juana en la prensa. Y Chaos en inglés significa caos.