Velocidad y despiste es igual a tragedia
Las faltas de atención, el alcohol y el acelerador son los peores enemigos de los residentes del Centro de Recuperación de Minusválidos de San Fernando
Actualizado:El más perjudicial de los brebajes se combina de velocidad, alcohol y despistes al volante. Los residentes del Centro de Recuperación de Minusválidos Físicos de San Fernando (CRMF) lo tienen muy claro. Un instante les ha bastado para quedar en silla de ruedas y aseguran que son afortunados porque están vivos. Las experiencias que cuentan son desgarradoras pero ya no hay vuelta atrás e intentan mirar hacia el futuro de la forma más optimista posible.
Rubén Ibáñez se quedó parapléjico tras un accidente de coche que le causó la muerte a su acompañante; los otros tres ocupantes del coche salieron ilesos. «Estábamos de fiesta; acababa de entrar el verano y veníamos de un chiringuito, en una curva nos salimos de la carretera e impactamos contra un camión». Eran las tres de las mañana y el principio de una nueva vida para Rubén. «Ahora he vuelto a conducir con un vehículo adaptado y veo a la gente hablando por el móvil o la forma que tienen de adelantar y se me ponen los pelos de punta porque nunca imaginas las consecuencias que puede tener esa actitud hasta que ocurre».
Rubén conoce muchas historias -por desgracia, totalmente reales- de accidentes que han causado la muerte o provocado una discapacidad. En un instante cambia la vida, «lo que ocurre es que algunos al sufrir un traumatismo craneoencefálico no recuerdan cómo ha ocurrido». La velocidad es algo que los atestados policiales dejan claro pero en ocasiones otros motivos quedan ocultos para siempre: «Después de un accidente vas a juicio y no vas a decir que el motivo fue cambiar un CD de música, coger el móvil del bolso o mirar el navegador del coche, porque te echas la culpa a ti mismo, pero en la mayoría de los casos se han producido distracciones».
Alejandro Mateo Sidrón es técnico ortopédico y trabaja con el CRMF y la Unidad de Parálisis Cerebral (UPACE), dos entidades que acogen personas de dentro y fuera de la provincia. Cada día ve frente a él las consecuencias de una tragedia que en muchos casos se podía haber evitado. «Conozco muchos casos, desde los accidentes que han sido por despistes al volante -concretamente en San Fernando, una chica bajó la cabeza para mirar la radio y cuando miró al frente salía despedida por un puente- hasta otros que han sido accidentes fortuitos, de tener mala suerte; nunca sabes cuándo te va a tocar». Pero hay una combinación de motivos con los que compramos las papeletas: «La atención es sin duda lo más importante».