Y DOS HUEVOS DUROS

Una moneda al aire

Imaginen que me han nombrado presidente de mi comunidad de vecinos, un auténtico rollazo por otra parte, y tengo que convocar al personal para plantear que hay que arreglar el ascensor. Correcto. Pues lo normal es fijar una fecha y plantar un aviso, por ejemplo, junto a los buzones durante unos días. A ser posible, que resulte bien visible y sin faltas de ortografía.

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Pues bien, esto que parece algo de sentido común y no demasiado complicado es una auténtica hazaña si lo trasladamos a la planta noble de Chapín. En los últimos días hemos asistido atónitos a una ceremonia de la confusión, en la que ha habido casi de todo: cruce de correos electrónicos no recibidos, ruedas de prensa adobadas con una comida de categoría, comunicados varios en fin, casi de todo para que se haya hablado muy poco de un partido que creo que juegan esta tarde el Alavés y quién era el otro ah, sí, el Xerez. Que también es un equipo de fútbol aparte de un generador impagable de guiones para telenovelas.

Pues bien, después de todo lo que ha pasado, lo cierto es que no me atrevo a augurar un pronóstico respecto al sillón presidencial azulino. Uno dice que está loco por vender pero que ha tardado un mundo en dar un paso decisivo, otro relata que entrar en diciembre sería una temeridad y unos terceros, recién renovados, dicen que ponen sus contratos a disposición del uno o el otro.

Ni hablar del resto de personal, desorientado por completo. Creo que en todo esto el que va a salir perdiendo es la compañía de móvil de los protagonistas, porque da la impresión de que lo usan poco. Demasiados problemas de comunicación. Lo dicho, echo la moneda al aire. Igual cae de canto.