« Alfonso Guerra Los Álvarez Quintero me empujaron a la política»
Tuvo que hacer de hombre duro en los gobiernos del PSOE. Su faceta de tipo popular eclipsó una capacidad intelectual prodigiosa, reconocida incluso por sus enemigos. Además de dirigir la cocina del partido durante su ascenso y consolidación en el poder, Alfonso Guerra fue -y es- un lector voraz, que habla varios idiomas y que visitó el viernes El Puerto para participar en el Simposio de la Fundación Goytisolo. Antes de mantener un breve encuentro con la prensa, un aviso de sus asesores: «Sólo hablará de literatura».
Actualizado:-¿Qué significan para usted los libros?
-Para algunas personas los libros no existen. Para otras tienen un valor decorativo. Finalmente, hay un tercer grupo que los consideran piezas sustantivas de sus vidas y sus sueños. Ése es mi caso.
-¿Cómo aprendió a leer?
-Me enseñó mi padre, al igual que a mis doce hermanos. Él aprendió solo, mientras pastoreaba. Por las noches nos leía pasajes de Los Miserables, de Víctor Hugo.
-¿Qué tuvo que ver la cultura en su compromiso político?
-Hay varios momentos clave en mi vida que me llevaron a tomar la decisión. Uno de ellos fue cuando intenté montar una obra de Bertold Brecht. con un grupo de teatro de arte y ensayo. Teníamos que pedir permiso ¿a las autoridades militares! El señor del mostrador, que no tenía ni idea, me dijo: '¿Un autor extranjero? No puede ser. Tiene que elegir entre los autorizados'. Y me pasó un listado en el que el 90% de las obras eran de los Álvarez Quintero. Fue algo decisivo. Pensé que, para hacer cultura, había que acabar antes con el régimen. En cierta forma, los Álvarez Quintero me empujaron a la política.
-Como lector, tendrá sus manías...
-Tengo mi biblioteca ideal. Una lista de cien títulos que voy modificando. Sólo puede haber uno por autor, así que tengo unos debates curiosísimos conmigo mismo. ¿Qué hacer, por ejemplo, con Shaskespeare? Al final, siempre dejo sus sonetos.
-Un juego clásico y un tanto perverso para un lector como usted: ¿Qué libro se llevaría a un exilio solitario?
-No es mi favorito, pero me llevaría Helena o el mar del Verano, de Julián Ayesta. Es pequeño, pero puedes leerlo mil veces sin cansarte.
-De las letras a los números ¿Qué cabe esperar de la reunión del G-20 que arrancó ayer en Washington?
-Son dos sesiones de hora y media. Supongo que constituirán un grupo de trabajo. No dará para más.
-Si le pregunto por la crisis nuestra de cada día y de cada hora...
-Pues le diré que yo tampoco tengo la receta.