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Ladran Sancho, luego cabalgamos

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La monarquía española está de moda, con la aparición del libro de Pilar Urbano sobre la Reina. Y mientras más se critica, más libros vende la editorial y más se hace llegar a la gente la consideración que a Doña Sofía le merecen las uniones homosexuales. Eso es así, aunque las opiniones de los críticos sean distintas a las de ella.

Hay otro tema que está permanentemente en el candelero en los últimos años, y es el enfrentamiento que se hace contra la Iglesia Católica desde todos los puntos de vista por gente que o no son de la Iglesia, o no la quieren de ninguna manera. Se les pide a los Obispos que se callen cuando hablan del bebé medicamento, de la eutanasia, del aborto, de la educación, de la dignidad de la persona o de la investigación con embriones. Vamos, no hay tema que toquen que no sea inmediatamente replicado.

Parece una operación sistemática de acoso y derribo, como para dejarles a los católicos acogotados y que piensen que son bichos raros, con ideas superadas, antiquísimas, y que en todo caso deben dejarlas reducidas al ámbito estricto de su propia vida individual, pero sin ninguna repercusión social.

Es algo así como decirle a un político, o a un médico, o a un Sindicalista, o a un trabajador, o a un intelectual que se abstengan de hacer declaraciones públicas como tales, y que se las guarden para comentarlas sólo con su familia, porque a la sociedad no les interesan. O como si le dijesen a alguien del Betis o del Sevilla que se callen y que no vayan por las calles con pancartas, emblemas o camisetas de sus respectivos equipos.

Recientemente ha terminado un Sínodo en el Vaticano, y nadie en los medios ha comentado nada, ni de qué iba, ni porqué se había organizado, ni para qué servía. Someter al ostracismo total al contrario es otra medida de acoso a alguien que piensa distinto, y es de dudosa legitimidad en un país democrático como el nuestro y por parte de unos medios de comunicación presuntamente veraces.

Estos medios le están haciendo un flaco favor a la verdad con sus ataques a la Iglesia Católica, pero a la vez les están dando mucha difusión a sus ideas en base a lo que dicen de ella y a lo que no dicen, de manera que para mucha gente sensata - católica o no-, cansada de mentiras y de lo políticamente correcto, están poniendo a esta institución como la única alternativa intelectual, afectiva y válida en este mundo desquiciado.

Como dijo don Quijote: Ladran, Sancho, luego cabalgamos

Isidoro Cobo Moreno. Cádiz