Economistas en la economía
Actualizado:En un artículo recientemente publicado en este periódico bajo el titular «La economía antieconómica» se contiene un furibundo y sorprendente ataque a la profesión de Economista. Ante ello, desde la presidencia del Colegio de Economistas de Cádiz, y en su nombre, deseo hacer algunas puntualizaciones.
La actual coyuntura económica y los efectos que produce sobre la vida cotidiana: desempleo, pérdida de estabilidad económica de las familias, impago de compromisos de deuda adquiridos etc.., parecen haber provocado en algunos, la necesidad de imputar a un culpable, degradando para ello a un colectivo profesional: los Economistas.
Para plantear un análisis objetivo y realista de nuestra situación actual debemos diferenciar distintos niveles de responsabilidad en las actuaciones y hechos que nos han llevado a la situación económica actual y, en consecuencia, qué papel han tenido en ellos los profesionales de la Economía.
Quien en los momentos actuales cuestiona el nivel de competencia, tanto de la Ciencia Económica, como de sus profesionales, quizás pueda tener una versión no cercana a la realidad del ejercicio de esta profesión y de su papel en los momentos de bonanza económica previos a la situación actual.
Los días de vino y rosas, expansión y crecimiento económico a nivel global, son el punto de partida desde el que debemos de analizar el comportamiento de los diferentes agentes económicos, pues son ellos los auténticos protagonistas como unidades de decisión en los niveles de producción, consumo e intervención, para de forma paralela revisar que comportamiento han tenido los Economistas.
Mientras el Olimpo de las finanzas, Wall Street, instrumentaba complejos activos financieros para que «la rueda no parara», Volker y Stiglitz advertían de forma reiterada de los riesgos del sistema financiero a nivel global.
De forma paralela en el tiempo, en nuestro país el crecimiento económico se sustentaba en un «gigante de pies de barro»: la construcción. El mercado inmobiliario alcanzaba altas cotas de irracionalidad y los ciudadanos asumían imposibles niveles de endeudamiento, por encima de los valores de seguridad recomendados. Ante ello, Jaime Caruana, ex Gobernador del Banco de España, reiteraba hasta la saciedad su alerta sobre los riesgos que estábamos corriendo. Fue tal su empeño en difundir e informar sobre ello que, en muchos círculos políticos y empresariales, era tildado como un pesimista sin fundamento obsesionado con «su análisis erróneo».
En el día a día, la mayoría de los Economistas, no llamados a tan elevadas y laureadas responsabilidades, los que no obviamos el "error" contable, los que nos encontramos en la Economía real asesorando a Pymes y ciudadanos advertíamos de los riesgos. Advertíamos a nuestros clientes de la falta de correspondencia entre los valores del mercado inmobiliario y el valor real de los inmuebles, intentábamos concienciar al pequeño y mediano empresario de la conveniencia de diversificar en actividades empresariales que crearan valor añadido, más allá de la reinversión del beneficio en sectores especulativos, al mismo tiempo que informábamos a las economías domésticas de los riesgos que corrían al asumir elevados niveles de endeudamiento con el único fin de seguir el ritmo de consumo de una situación económica si bases sólidas.
Por lo tanto debemos de reflexionar y entender que al igual que nuestra salud se encuentra principalmente en nuestras manos y no exclusivamente en la de los profesionales de la Medicina, la Economía depende fundamentalmente de decisiones individuales e institucionales, que escapan al control profesional del Economista.
Es obligado recapacitar sobre como hemos llegado a esta situación, a la cual hemos contribuido consumidores e instituciones políticas y empresariales sin obviar el flaco favor de agentes especuladores en este proceso. Todos ellos han tomado y dejado de tomar decisiones, sin tener en cuenta en muchas ocasiones las recomendaciones de los profesionales de la Economía.
Esta es la grandeza o quizás la miseria, según desde que prisma se mire, de nuestra sistema económico. Por ello, la Economía es una Ciencia Social; no puede ser controlada por un colectivo profesional, es parte de las relaciones sociales y humanas que el individuo debe asumir, con sus privilegios y responsabilidades, como miembro de la sociedad.