Brindis por Quiñones Cursos para «aficionados»
La Escuela de Hostelería rinde un homenaje gastronómico al escritor gaditano en el décimo aniversario de su muerte
Actualizado:Del desaparecido Fernando Quiñones queda su obra en prosa y su poesía. También el eterno amor a su mujer Nadia. Y a su novia, Cádiz, a la que legó ideas como el festival Alcances y la peña Enrique El Mellizo, impulsada por su afición al flamenco. Pero resulta menos conocido su gusto por los platos de cuchara. Apreciaba la cocina armenia, la árabe... pero sus sentidos se desplegaban placenteramente ante un menú típicamente gaditano. Aún más si constaba principalmente de pescado.
A buen seguro, el escritor chiclanero hubiera disfrutado del homenaje gastronómico que ayer se le rindió -coincidiendo en el décimo aniversario de su fallecimiento, que se conmemora el próximo lunes- en Valcárcel por la Escuela de Hostelería que lleva su nombre. En la mesa principal, estaban algunos de sus allegados: su esposa y sus hijos, Mariela y Mauro; los escritores Manuel Ruiz Torres y Pepe Maestro, así como la profesora de la UCA Ana Sofía Pérez Bustamante, entre otros.
En los brindis, ante su amigo Juan Robert, quien asesoró a Quiñones en tecnicismos náuticos para La Canción del Pirata. «La entrada sola ya era una comida y hasta tres (...) Y un vaya-y-venga de vinos de Jerez y Canarias, y de Francia, y también de aquella Candía tan mentada en todas partes y tan calladísima allí».
Ya en este fragmento, incluido en la obra finalista del premio Planeta de 1983, su autor dejaba claros su refinados conocimientos de gourmand. Aunque Mauro Quiñones, hijo y director de la fundación que lleva su nombre, recuerda que su padre «cocinaba más bien poco». En honor a Quiñones, la Escuela de Hostelería, bajo la supervisión de Miguel Sancha, ha confeccionado una carta que da un giro vanguardista a los guisos de la tierra. El chef, Carlos Goicoechea, trabajó para ello unas doce horas entre fogones, junto a alumnos de segundo curso.
En menos de 120 minutos no quedó ni rastro de combinaciones como bricks de ropavieja con sirope de tomate y gelatina de hierbabuena o tostas de zurrapa de lomo de atún al orégano. Tan tradicionales en su base como innovadores en su elaboración.
Todo estuvo regado con vinos de la provincia. Como le hubiera gustado a don Fernando. La Escuela de Hostelería de Cádiz, situada en la Alameda Apodaca, frente al Baluarte de la Candelaria, pondrá en marcha por primera vez 22 cursos sobre cocina, repostería y vinos para no profesionales. Serán ciclos impartidos en horario de tarde por profesores del centro para aficionados y personas no matriculadas, es decir, para el público en general. Los más cortos tendrán tres horas de duración y los más extensos, 30 en total. Los primeros cursos se celebrarán a partir de finales de este mes y el resto se irán programando hasta junio de 2009. Los primeros cursos en arrancar abordarán la repostería navideña, los menús de Navidad y las sopas frías (más gazpachos). Los interesados pueden recabar más datos en la página web www.ehcadiz.com o en el teléfono 956808002.