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A PASO CORTO

Ven a Fraggel Rock

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o siento. No puedo remediarlo. Cada vez que subo o bajo por las larguísimas escaleras de la estación de metro londinense de Westminster no puedo reprimir el impulso de cantar: para disfrutar, ven a Fraggel Rock (dar dos palmadas). Todos aquellos que pasaban las tardes de los domingos frente al televisor viendo la famosa serie de los 80 tendrán ahora una imagen muy clara de lo que veo cuando voy y vuelvo del recinto ferial Excel London, donde se celebra durante estos días la World Travel Market. Con todos mis respetos a una civilización tan avanzada que ha sido capaz de crear la mejor red de metro del mundo; ahora entiendo en qué se inspiró esta serie infantil -que si no recuerdo mal era de factura británica. La enorme población que se mueve cada día por esta ciudad pasa una buena parte de su tiempo bajo tierra. Comen, duermen y planifican sus reuniones de trabajo en una especie de cueva y como se despisten en una estación o haya un retraso en la línea de vuelta a casa no ven la tímida luz del día hasta la mañana siguiente. Ante este panorama, y después de superar el tic de la cancioncita, el siguiente pensamiento es que hay que tener muy pocas ganas de vender un destino turístico como Cádiz a estas personas. En cada edición de esta feria, se pone en evidencia que los británicos no conocen el destino Costa de la Luz. Spain les suena mucho, pero sobre todo Barcelona y la Costa del Sol. Andalucía es una idea abstracta. Y la costa gaditana se encuentra en el limbo, entre el Algarve portugués y Málaga. No hay imagen de marca y, así, difícilmente podrán buscar alojamiento aquí a través de internet. Porque eso es lo que hace el viajero británico: entra en la red e improvisa un destino partiendo de una idea previa. Y aún hay quien teme una invasión de hooligans si se hace demasiada promoción de la Costa de la Luz, como si los altos precios no fuesen un buen filtro. El británico que llegue a la provincia tendrá que superar un viaje incómodo (con pocos vuelos directos), el obstáculo del poderoso euro y la escasez de información. Aún así, el año pasado llegaron a Cádiz 107.300 aventureros que serían la envidia del propio William Fog.