DESCONFIANZA. Un grupo de rebeldes armados patrullan por la región de Darfur, en el oeste de Sudán y la frontera de Chad. / AFP
MUNDO

El presidente sudanés declara el alto el fuego unilateral en la región de Darfur

Los rebeldes asocian la oferta de tregua de Al-Bashir con el proceso abierto en La Haya

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El alto el fuego unilateral en Darfur, anunciado ayer por el presidente de Sudán con carácter inmediato e incondicional, ha sido rechazado por el Movimiento para la Justicia e Igualdad (MJI), el principal grupo rebelde implicado en el conflicto. Omar Al-Bashir proclamó ayer el cese de las hostilidades por parte del Ejército regular en el transcurso de una asamblea, celebrada en Jartum, y que analizó el problema de la región. La iniciativa, desarrollada a lo largo de los últimos treinta días, ya había sido boicoteada por las fuerzas opositoras definiéndola como «una pérdida de tiempo».

Además del final de las operaciones bélicas, el dirigente sudanés Al-Bashir hizo públicas una serie de medidas para intentar fomentar la paz, como la paralización hasta final de año de la campaña mediática contra los sublevados o el establecimiento de compensaciones para las víctimas. También manifestó su intención de crear comisiones destinadas a acercar posturas entre los bandos. Los portavoces del grupo armado levantado en armas asocian esta propuesta con el proceso judicial iniciado contra el estadista, actualmente en fase de estudio por los jueces de la Corte Penal Internacional, en La Haya. Luis Moreno Ocampo, fiscal jefe de la institución, solicitó su arresto tras acusarlo de perpetrar un delito de genocidio en Darfur.

Apoyos

Desde entonces, el mandatario ha recabado apoyos para detener las labores del tribunal por medio de la obtención de declaraciones en este sentido de entidades como la Liga Árabe. En cualquier caso, si se produce un pronunciamiento de la corte favorable a su encausamiento, Al-Bashir sería el primer gobernante en ejercicio sobre el que recaería una orden de captura.

Asimismo, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas también podría demandar la paralización del proceso contra el presidente de Sudán arguyendo razones de carácter extraordinario.

La oferta publicada ayer en la capital sudanesa incluye la formación de un grupo de observadores mixto, con participación de miembros de la Misión de Paz de la ONU y de la Unión Africana. Sin embargo, el Movimiento para la Justicia e Igualdad ha respondido reclamando un mayor acuerdo que contemple las necesarias provisiones para mantener una hipotética tregua. Desde el comienzo de los enfrentamientos en 2003 se han producido varios intentos frustrados de negociación.

Origen de la disputa

«¿Cuántas veces el Gobierno ha declarado unilateralmente altos el fuego y en el mismo día ha cometido atrocidades?», se preguntaba El Tahir el Faki, representante de la milicia.

La guerra de Darfur estalló tras la consecución del acuerdo definitivo entre Jartum y los grupos secesionistas que operan en el sur del país.

En su origen se trataba de una disputa por la tierra entre los colectivos negros locales, dedicados al cultivo de la tierra, y la población de origen árabe, tradicionalmente vinculada con el pastoreo nómada.

Desde el principio, el régimen ha apoyado encubiertamente a los milicianos yanyaui, surgidos en el seno de estas últimas tribus, dando lugar a una operación de limpieza étnica contra sus rivales.

A lo largo de los últimos cinco años, las organizaciones de defensa de los derechos humanos desplazadas a Sudán han denunciado las tácticas de tierra quemada, violaciones y saqueos, métodos empleados para amedrentar y expulsar a los habitantes de esta región situada al oeste del país.

Aunque las cifras varían según las fuentes consultadas, se estima que, al menos, unas 400.000 personas, la mayoría civiles, han muerto como consecuencia de la escalada bélica y las enfermedades provocadas por la falta de servicios básicos y el hambre, mientras que otros 2.000.000 han debido abandonar su hogar y refugiarse en campos para desplazados internos, o huir a Chad.