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Fidel reaparece en un guiño a Rusia

Una fotografía del líder de la revolución con el 'número dos' ortodoxo confirma la progresiva vuelta de la isla al bloque de Moscú

MILAGROS L. GUEREÑO
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La última foto publicada esta semana de Fidel Castro mata dos pájaros de un tiro. Su imagen al lado de Kiril Gundjaev, número dos de la Iglesia Ortodoxa rusa, demuestra que sigue vivo -aunque muy delgado- y lanza un guiño imaginario a los rusos cuando, tras una década de distanciamiento, ambas naciones vuelven a vivir una segunda luna de miel.

Las sistemáticas visitas de altos funcionarios, coincidencias políticas en la esfera internacional y la firma de contratos comerciales corroboran que está siendo superado el alejamiento entre quienes fueron aliados desde los años 60 hasta la caída del campo socialista en 1989. Esta semana el viceprimer ministro ruso, Igor Sechin, anunciaba en una breve visita a La Habana durante la que se reunió con el presidente Raúl Castro, la concesión de un crédito por 20 millones de dólares.

Paralelamente, el jefe del Estado ruso, Dmitri Medvedev, informó durante una audiencia en el Kremlin al ministro cubano de Relaciones Exteriores, Felipe Pérez Roque, que el general Castro visitará Moscú en la primera mitad del próximo año. Será la segunda salida programada al extranjero de Raúl Castro. En diciembre irá a Brasil porque prometió a su colega Luiz Inacio Lula da Silva asistir a la Cumbre de Latinoamérica y el Caribe (CLAC).

Según Medvedev, la visita de Raúl prueba que sus relaciones «se desarrollan de manera muy dinámica» tras superar «la pausa» de la pasada década. «Cuba sigue siendo uno de nuestros socios claves en América Latina», dijo el gobernante ruso.

Los rusos han expresado interés en recuperar el terreno perdido en la isla, pero también en reforzar su presencia en el Caribe con acuerdos con Venezuela. En Cuba quieren entrar también en el negocio de la explotación petrolera. Actualmente el comercio bilateral ascendió a 274 millones de euros en el 2007 y Rusia es el décimo socio comercial de La Habana. Y de los cerca de 2 millones de turistas que llegan a la isla apenas 29.000 son rusos.

Además, Rusia y Cuba acaban de tender un nuevo vínculo cultural y espiritual al inaugurar, el 19 de octubre, la primera catedral ortodoxa en la isla. La ceremonia, formal y protocolaria fue presidida por el metropolita Gunjaev y contó con la presencia del presidente Raúl Castro y varios dirigentes del gobierno comunista.

Precisamente al término de ese viaje de Gunjaev hasta la Mayor de las Antillas tuvo lugar el encuentro con Fidel Castro. El gesto es apreciable, porque el ex presidente de 82 años ha seleccionado cuidadosamente a los personajes que han traspasado las puertas de su desconocido retiro: su amigo y discípulo, Hugo Chávez, Luiz Inacio Lula da Silva. Lula, el escritor Gabriel García Márquez, entre otros.

Agarrado al brazo

La imagen muestra al líder cubano, convaleciente de una enfermedad intestinal, vestido con un chándal blanco y agarrado del brazo del religioso. Los medios cubanos no la han difundido todavía, pero también la tomada durante la comida con Gabo, fue distribuida desde Colombia.

La nueva toma se produjo cinco meses después mostrarse el vídeo de la última visita de Chávez. La anterior fue en enero, durante una entrevista con el mandatario brasileño.

Fidel Castro no aparece en público desde el 26 de julio del 2006, cuando delegó «provisionalmente» todas sus funciones a su hermano Raúl, quien es oficialmente presidente del Consejo de Estado desde febrero pasado.

Sin embargo, Fidel sigue siendo el Secretario General del Partido Comunista de Cuba (PCC), según la Constitución la máxima magistratura en la isla.

Cuando se retiró, dijo que sería «un soldado de las ideas». Y ciertamente las expresa con mucha regularidad en las Reflexiones. En esas columnas, generalmente dedicadas a temas internacionales, ha expuesto su opinión de algunos asuntos domésticos.

Algunos analistas consideran que es su manera de estar presente, pero al mismo tiempo sus comentarios han frenado la implementación de algunos de los cambios anunciados por su hermano. Un observador refería recientemente que el momento parece una a delicada partida de ajedrez entre ortodoxos y reformistas sin que se adivine, por ahora, el vencedor.