A ESPERAR. Imagen de la sala central de Correos, con algunos usuarios a la espera.
Jerez

Que pase el siguiente

Visitamos Correos, un lugar donde las esperas para cualquier gestión se hacen eternas para numerosos jerezanos

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Si el ciudadano tiene que acudir a Correos a recoger una carta certificada, será mejor que se lleve lectura o un Mp3 cargado de música. Abajo las prisas y arriba los nervios templados. Desde hace unos días, existe un dispositivo de números para que el usuario coja su turno. Distintos apartados de correos con su letra correspondiente. Por un lado «para enviar, pagos de recibos, recoger, algo que nadie entiende y que responde a un Western Unión -nada que ver con el fuerte comanche de los Clips de Play Mobil-, locutorio o bancorreos». Cada tema con su letra y un monitor que emite el turno en su correspondiente ventanilla.

Un señor ha bufado algo ininteligible. Será la larga espera. Por cada número, el funcionario echa un buen ramillete de minutos mientras que un niño no para de darles a todos los botones que ve en una máquina que, por cierto, también habla en Euskera, Catalán o Gallego. Pluricultural.

Al fondo, un señor con bastón está llevando el ritmo con pequeños golpecitos contra el suelo. No sabemos si los nervios se deben a la espera o más bien lo provoca el niño que no para de tocar todo lo que ve a su paso. Mira al cielo, después gira al monitor y finalmente estrella su mirada contra el número que lleva en la mano. A tenor de la cara que ha puesto le quedan, al menos, treinta minutos.

Alguien aporta una idea. «Si al menos hubiera un bar, nos tomaríamos una cañita». Sin duda no sería mal negocio un bar en la calle Cerrón.

De pronto parece que la máquina se ha vuelto loca. No para de sonar. La letra B, reservada para la recogida de certificados, no para de avanzar. De pronto el señor del bastón se siente reconfortado. Resulta que un par de funcionarios más se han puesto manos a la obra y aquello ha tomado cuerpo. Finalmente, alguien sale malhumorado. «Después de más de media hora de espera resulta que el paquete lo tengo que recoger en la Avenida de Arcos. Maldita sea, esto me pasa por no leer antes el aviso de llegada del paquete», concluye. Y se esfuma calle Arcos abajo. A otra cosa, mariposa.