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AFECTADOS. Salva Armengol (i) y Pablo Isorna (c) se encuentran moralmente hundidos por la delicada situación que vive el club. / LA VOZ
FÚTBOL SALA PRIMERA DIVISIÓN NACIONAL

El Virgili, pendiente de soluciones a la crisis económica por la que atraviesa

Directiva, cuerpo técnico y plantilla temen por el futuro inmediato del club Pablo Isorna ha pedido una cita para plantear el problema al mando político

D. ANELO / A. MENDOZA
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Estamos en crisis. Es un mensaje que en los últimos tiempos está presente en el día a día de todos los ciudadanos de a pie. La complicada situación por la que atraviesa el sistema financiero internacional está causando estragos en la economía y eso también ha llegado al deporte.

No obstante, la complicada situación por la que atraviesa el Virgili no es cosa de hace dos días. Las arcas del club están muy debilitadas y la moral de los dirigentes muy deteriorada.

Además, en el club sienten que desde la corporación municipal nunca se le ha brindado el apoyo que una institución como el Virgili, con la masa social que arrastra, se ha ganado a base de trabajo y esfuerzo.

En este sentido, el presidente Pablo Isorna quiso manifestar su malestar y señaló que «llevó más de 20 años metido en esto y ya no puedo más. El año pasado sufrimos mucho en División de Plata. Hasta tal punto que hemos tenido que poner dinero de nuestro bolsillo. La Liga Nacional de Fútbol Sala nos debe 76.000 euros, y ese dinero tuvo que salir de un crédito personal que estamos pagando Salva Armengol y yo. Nunca he pedido nada, y entiendo que el ayuntamiento no está para darnos dinero, pero sí que es su obligación cuidar y promocionar el deporte de la ciudad. Si me vuelven la cara no se lo están haciendo a Pablo Isorna, sino a una cantidad de personas que están detrás de esto».

Aunque la situación actual es bastante crítica, lo cierto es que aún existe una puerta abierta a la esperanza. Así lo comenta Salva Armengol, quien señaló que «no tenemos ni un euro. Ahora nos llegan dos viajes complicados. Trataremos de ir a Linares como podamos y para el de Ceuta ya veremos. No sé cómo lo vamos a hacer. A ver si la cosa se soluciona. El concejal Juan José Ortiz le mandó un mensaje a Pablo diciendo que iba a tomar parte en el asunto y que iba a hacer una gestión con Cajasur para buscarnos un patrocinio. La semana que viene sabremos qué pasa».

Y es que la directiva espera poder citarse con los responsables del Ayuntamiento para trasladarle la situación y tratar la viabilidad de la entidad. De no producirse ninguna solución, el futuro inmediato del club podría estar en peligro. «Parece que estamos discriminados. Si no se arregla esto, lo sentiré mucho pero éste será mi último año en el club. Me niego a seguir mendigando y pasando apuros», relataba un Pablo Isorna sensiblemente afectado.

Este malestar es el sentir de todos los componentes del club, que esperan inquietos que en estos días se sucedan los acontecimientos.