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Una biblioteca llamada Juan José Carrasco
Hace medio año el corazón de Juan José Carrasco dejó de latir y dejó a cientos de huérfanos, porque para sus alumnos este profesor de Historia y Geografía era «más que un maestro», equiparable a la figura de un amigo e incluso de un padre. Así lo recordaron ayer tanto compañeros de trabajo como estudiantes en el homenaje que el IES Jorge Juan dedicó a su memoria, en el que se incluía el bautizo de la biblioteca del centro con el nombre del docente.
Actualizado: GuardarLa casualidad ha querido que su hija Amalia realice las prácticas de Integración Social en el mismo centro en el que su padre ejerció durante tanto tiempo la difícil tarea de enseñar. Para ella se trata de un «orgullo el poder estar en este lugar», sobre todo porque en él se ha dado cuenta del «cariño que le tenían a mi padre, por comentarios que escuchas de los alumnos en los pasillos, de los profesores». «Fue una persona muy querida», resumía.
Las lágrimas de las decenas de personas que se congregaron en el salón de actos del Jorge Juan, para celebrar un corto pero intenso homenaje, demostraban el afecto que Juan José Carrasco se ganó a lo largo de los años. Un maestro que destacaba por su «voz torrencial, su bigote, gafas y calva», como recordaba Jaime González, uno de sus estudiantes. Otro de los alumnos, Sergio Muñoz, afirmó en su discurso que se trataba de una persona que «para mí era como un padre y que será complicado olvidar». Sus compañeros lo describieron como un «fumador empedernido, gran conversador, republicano y sin demasiada preocupación por la vestimenta». Pero, lo que ninguno pasó por alto fueron «sus entradas triunfales por las mañanas» y «su capacidad para congregar a los alumnos alrededor de él cuando llegaba la hora del recreo».
Juan José Carrasco también fue miembro de los claustros de los colegios Servando Camúñez y La Ardila y del Instituto Blas Infante, del que fue director.