A limpiar letrinas
Imaginen un mundo como los de antes. Diría que romántico, pero en el sentido estilístico, ya que el de las flores en primavera y las lágrimas en invierno se lo dejaremos a los cantantes preteens (ésos que lanzan sus dentalladas consumistas contra los chavales sin una primera comunión en el cuerpo). Hablamos del romanticismo que se evaporó en el preciso instante que una bala cercenó el cerebro de Larra, que se volatilizó con el humo del pistolón. Bang.
Actualizado:Romanticismo, decía. A lo Joseph Conrad cuando se enrolaba en un barco con tal de huir de su pasado y se escondía en los puertos más inmundos del neocapitalismo de principios del siglo XX. A lo Melville y su Ismael. A la vieja usanza de los desarrapados que preferían dormir al raso en un coy, en mitad del peor de los océanos en el peor de sus días, a pudrirse al calor de la pobreza en un bar.
Tanto tiempo después de unos y otros (un siglo, a grandes trazos), una lista tan institucional como es la del Catálogo de Ocupaciones de Difícil Cobertura que proporciona el Ministerio de Trabajo (y que es la base para permitir la contratación de inmigrantres) le abre la escotilla de la resurrección al romanticismo. Lean las profesiones que los servicios de empleo son incapaces de satisfacer, en una provincia donde los parados son legión (hay como el doble de desempleados en Cádiz que soldados tiene España, así que se anden con ojo de El Cuervo para arriba): jefe de máquinas de buque mercante, maquinista, frigorista o mecánico naval, sobrecargo, cocinero de barco, azafata o auxiliar de buque de pasaje, camarero de barco, mayordomo de buque, calderetero, engrasador de máquinas, contramaestre, marinero o mozo de cubierta...
Conclusión. Para huir del paro hay que aproar hacia donde dicte la multinacional del crucero. Irse a la mar. Tanto tiempo después (insisto: un siglo a grandes trazos), y resulta que (aviso que voy a ser demagógico) lo mejor que puede ofrecer este mundo postcapitalista es una fregona para limpiar letrinas. Larra se hubiera guardado la bala para disparar al que hace estas listas.