PRESIDENTE. La directiva que encabeza Manuel Acosta (d) atraviesa ahora por una situación muy complicada. / ANTONIO VÁZQUEZ
SAN FERNANDO

El futuro del club pasa por la decisión que tomen los socios

La junta directiva ha convocado para mañana una asamblea informativa que tendrá lugar a las 20.00 en el salón de actos de la Casa de la Cultura Se someterá a votación el reconocimiento de deuda que pide Delfín Cañas

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La situación económica por la que atraviesa actualmente el San Fernando es ciertamente crítica. La deuda que se mantiene de la temporada pasada es un lastre que está afectando y mucho al día a día de la entidad.

Las últimas noticias no han sido nada alentadoras, pues Delfín Cañas, empresario del que depende que la situación económica se solucione, manifestó su intención de que el club haga un reconocimiento de deuda por todo lo que ha aportado a lo largo de los últimos años. Además, el pagaré que se hizo efectivo la pasada semana no sirvió para el cometido que en un principio estaba estipulado, algo que ha crispado los ánimos dentro y fuera del club.

Ahora los plazos se extienden hasta el próximo mes de abril, y la seguridad de que ese dinero vaya a llegar a manos de los afectados es prácticamente inexistente.

Por ello, ante esta situación tan complicada, la junta directiva que preside Manuel Acosta ha convocado una asamblea informativa, que tendrá lugar mañana en el salón de actos de la Casa de la Cultura, a las 20.00 horas en primera convocatoria y a las 20.30 en segunda y definitiva. En ella se informará punto por punto a los socios del estado de las cosas, y se someterá a votación el acceder o no a la petición que ha realizado el anterior mecenas de la entidad.

En el club se tiene la convicción de que la única manera que existe de sobrevivir es la de acceder a la propuesta de Cañas. En caso contrario, la rémora económica supondría una losa que, en un futuro no muy lejano, podría traducirse en la desaparición, ya que las arcas azulinas apenas alcanzan para cubrir los gastos de este ejercicio, y en el caso de tener que afrontar las deudas del año pasado se verían sensiblemente debilitadas.

El caso es que la actual directiva está trabajando a destajo para sacar adelante una situación que ha marcado el devenir de la entidad, y teme que el esfuerzo vaya a caer en saco roto. Y es que las exigencias de la categoría hacen que sea necesaria una gran inversión y, a día de hoy, los recursos con los que se cuenta son insuficientes para poder conformar una plantilla competitiva, máxime si además hay que soportar una losa como es la deuda del año anterior.

Por ello, aunque resulte cada vez más complicado por la cantidad de promesas incumplidas que se han dado, lo cierto es que en el club entienden que la única esperanza de supervivencia pasa por volver a creer en la palabra de Cañas y en su interés de no desligarse por completo de la entidad.

La clave, estar unidos

La situación que se plantea ahora ha provocado algunas tensiones en la afición. Se ha comentado en los foros que la plantilla había tomado la determinación de no cumplir con el régimen interno del club y no acudir a las visitas a los colegios ni a ninguna actividad que tuviese que ver con el marketing. Se ha extendido la sensación de que los jugadores pueden estar utilizando estas medidas de presión para coaccionar la decisión de los socios, mirando exclusivamente por sus intereses.

A este respecto Puli, uno de los pesos pesados de la plantilla, quiso salir al paso y señaló que «no tenía noticia alguna de esta decisión. Además, dejar de ir a los colegios no sólo no serviría de nada, sino que además sería tirar piedras a nuestro tejado. Pase lo que pase, vamos a darlo todo para dejar al equipo en Segunda B. Conviene que todos estemos unidos y que nos dejemos de tonterías que lo único que hacen es desestabilizar».