Opinion

Posición equívoca

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El brigada Juan Andrés Suárez García y el cabo primero Rubén Alonso Ríos serán despedidos hoy por sus familiares y por sus compañeros en la base pontevedresa de Figueirido, cuyas instalaciones serán testigo del incontenible llanto que acompaña la irreparable pérdida de dos jóvenes que habían dado sobradas muestras del compromiso vocacional que les unía a su profesión de militares; al tiempo que se harán eco de la renovada entrega de los integrantes de las fuerzas armadas con la defensa y seguridad de los ciudadanos españoles y con la cooperación con cuantas sociedades son víctimas de la injusticia extrema en el mundo. Las palabras de la ministra Chacón, resaltando que la labor desarrollada en Afganistán está relacionada también con las amenazas que, como ocurre con cualquier país occidental, penden sobre las propias familias de los militares hasta allí desplazados pueden resultar en este momento tan esclarecedoras como equívoca aparece la posición del Gobierno, al dar por sentado que no se ampliará el contingente de la misión española en dicho país y remarcando que sus funciones se ciñen a las tareas de instrucción encomendadas dentro de ISAF. Es cierto que el asesinato de los dos militares españoles que, conviene recordarlo, murieron porque el terrorismo suicida de los talibán los convirtió en objetivo, no debería constituir por sí mismo motivo para revisar los límites ratificados parlamentariamente para la misión de nuestras fuerzas armadas en Afganistán. Pero lo ocurrido obliga a constatar dos evidencias que no pueden pasar desapercibidas en la determinación del compromiso español respecto a la situación en el país. En primer lugar, confirma el afianzamiento de los talibán y de los clanes que con ellos coinciden en el hostigamiento a las fuerzas implicadas en la operación 'Libertad Duradera' y en el paulatino control o, cuando menos, en la desestabilización de amplias zonas del territorio afgano. En segundo lugar, demuestra que las disquisiciones occidentales sobre el carácter preciso de la misión de cada país aliado en ningún caso son tenidas en cuenta por el terrorismo talibán. De forma que se quiera o no, objetivamente, España está inmersa en los planes bautizados hace siete años como 'Libertad Duradera'. Razones suficientes para que el Gobierno evite zanjar la cuestión de la ampliación del contingente militar en Afganistán como ayer quiso hacer el ministro Moratinos.