El Pentágono ordenó ataques clandestinos contra Al-Qaeda en cualquier país del mundo
'The New York Times' revela varias acciones realizadas desde 2004
Actualizado: GuardarEl Pentágono lo negó con rotundidad. Helicópteros de EE UU no habían llevado a cabo ninguna incursión en Siria desde Irak contra los campamentos de entrenamiento de Al-Qaeda. El ataque, que se produjo el 26 de octubre pasado, dejó ocho civiles muertos. Ayer, el periódico The New York Times informaba de que la acción fue protagonizada por fuerzas estadounidenses y formaba parte de la docena de misiones clandestinas autorizadas en 2004 por el entonces secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, para combatir a la red terrorista y a sus aliados en cualquier parte del mundo. Según el rotativo neoyorquino, que recogía testimonio de antiguos y actuales funcionarios y de inteligencia de EE UU, la orden o «autorización secreta» aprobada por Rumsfeld, con el consentimiento de George W. Bush, abarcaba entre quince y veinte países como objetivos potenciales. Entre ellos, Siria, Pakistán, Yemen, Arabia Saudí y otras naciones del golfo Pérsico, donde se presume que existen bases de Al-Qaeda.
La autorización también se ha empleado para lanzar ataques en Somalia -2006 y 2007-. Sin embargo, la orden excluía expresamente cualquier acción en territorio iraní, según el periódico. Pero lo que más llama la atención, según The New York Times, es que la orden no dejaba al margen aliados como Pakistán, que ha sufrido numerosas incursiones hasta la fecha, y otros países que mantienen buenas relaciones con Washington.
Una de las operaciones clandestinas incluyó la redada en un complejo presuntamente ocupado por milicias talibanes, en la región paquistaní de Bajuar. La acción fue seguida en tiempo real por las autoridades estadounidenses desde la sede de la CIA en Virginia, a miles de kilómetros, mediante vídeos colocados en un avión militar no tripulado. Y es que muchas de las misiones clandestinas de los comandos especiales han sido realizadas en colaboración con la CIA, mientras que otras, como la de octubre en Siria, fueron dirigidas por la propia agencia de inteligencia. La CIA siempre ha contado con autorización para llevar a cabo operaciones antiterroristas en cualquier país desde poco después de los atentados del 11-S, pero las Fuerzas Armadas no tenían un mandato semejante hasta que se lo otorgó Rumsfeld.
Los ataques organizados por los comandos estadounidenses fuera de zonas de conflicto, pese a contar ya con autorización previa, todavía tienen que recibir la luz verde del secretario de estado Defensa, en el caso de un país como Somalia, o del propio presidente estadounidense si se trata de un objetivo más «sensible», como Pakistán.