Obama cura la fobia a los yanquis
David Trueba cree que la política exterior de EE UU ha tenido aciertos y errores. Donde han hecho pleno es en la dominación cultural mundial. «Hemos adoptado su calvinismo laboral y su orden social. Hemos renunciado al centro de nuestras ciudades y llevado los comercios a la periferia. Nos han hecho dependientes del coche». Para Elvira Lindo, la culpa es nuestra. «Esa idea de que la entrega al trabajo justifica tu vida proviene del puritanismo, forma parte de su cultura. Ellos se sustentan en el individualismo, nosotros somos una sociedad familiar y gregaria».
Actualizado: GuardarLa escritora pone un ejemplo de la idiosincrasia yanqui. El día del triunfo de Obama, vino el chico que les arregla los ordenadores en casa. Motero y tatuado. Lindo bromeó al preguntarle si había votado a McCain. «Sin asomo de ironía, me contestó que sí. Sabía que nadie tiene derecho a juzgarle por elegir, su libertad personal es indiscutible. Y no está sometido a las apariencias como en España».
Obama puede cambiar la percepción del país y acabar con el antiamericanismo de una vez por todas. «Cierras los ojos al escucharle y te olvidas del color de su piel. Por fin alguien dice lo que quieres escuchar», observa esperanzado Guillermo Fesser, al que el joven matrimonio negro le parece «una relación de pareja moderna ejemplar para la humanidad». El único temor, como se inquieta Álex de la Iglesia, es un atentado. «Tengo miedo. Me temo que no va a durar mucho».
