Varios policías vigilan el desalojo de una familia palestina. / AP
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Israel y los palestinos abogan por seguir con las conversaciones de paz

El documento aprobado pide el cese de los asentamientos

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La cumbre del Cuarteto de Madrid, reunida en Egipto a petición de Israel y los palestinos para impulsar el diálogo de paz abierto hace un año en Anápolis, dio ayer como resultado uno de esos calculados documentos llenos de buenas palabras. Una declaración formal de apoyo a la continuidad de las negociaciones, en la que las potencias mediadoras de Oriente Próximo prefirieron mirar al futuro, antes que reprobar el crecimiento de las colonias judías o la constante violencia, que están lastrando el proceso hasta casi paralizarlo. En este sentido, el texto se limitó a pedir a las partes en una línea muy al final que «implementen sus obligaciones, incluida la congelación de asentamientos y el desmantelamiento de la infraestructura del terrorismo».

No se esperaban grandes decisiones en este encuentro. La proximidad del relevo en la Casa Blanca, unido a la cercanía de elecciones generales en Israel para febrero y la fractura entre las facciones palestinas, -que hoy iban a celebrar una reunión de conciliación, finalmente cancelada-, no hacían prever giros importantes. Ante ello, el Cuarteto convocó una nueva cita en primavera en Moscú.

Con estas limitaciones, el comunicado leído por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, sirvió ayer para renovar el respaldo y el compromiso con las conversaciones, a las que el escrito del Cuarteto homenajeó calificándolas de «sustanciales», «prometedoras» e «irreversibles». Sin hacer mención a que, de haber algún logro, es muy pequeño. La más entusiasta defensora del proceso fue la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, que está intentando difundir la supuesta vitalidad del proceso que en 2007 impulsó George Bush. «Anápolis se ha convertido en la respuesta de la comunidad internacional y de las partes para conseguir un final en el conflicto», proclamó en la sede del encuentro, Shar el Sheij.

Sin que constara expresamente en el texto, algunos de los participantes -mención expresa merece el enviado del Cuarteto en la región, Tony Blair-, insistieron en la necesidad de que la mediación norteamericana siga bajo la presidencia de Barack Obama. «Lo más importante es que la nueva Administración estadounidense se vuelque en este tema desde el primer día, sabiendo que hay cimientos sobre los que construir», reclamó. A estos efectos, el negociador jefe palestino, Saeb Erekat, llamó la atención sobre «el vacío creado por las elecciones americanas», para solicitar «ayuda» a las potencias mediadoras ante la posibilidad -dijo- de que Israel aproveche la oportunidad para aumentar los asentamientos, las incursiones, los ataques y los bloqueos en las carreteras».

Por su parte, Tzipi Livni, reiteró su apuesta por la creación «de un estado palestino, siempre que no sea un estado terrorista». Poco antes de su comparecencia en Shar el Sheij, destacó que su gran objetivo era conseguir que el Cuarteto «no presionara a Israel sobre plazos o concreciones de la negociación» ahora, a pocos meses de su cita con las urnas.