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Mariano Rajoy propone endurecer la normativa sobre los inmigrantes
Reclama una bajada de impuestos y que las ayudas lleguen de manera inmediata a pymes y familias
Actualizado: GuardarEl presidente nacional del Partido Popular, Mariano Rajoy, anunció ayer que en los próximos días su partido presentará una propuesta para endurecer la Ley de Inmigración, con el objetivo esencial de «evitar que el reagrupamiento familiar se convierta en el modo de entrar a España por la puerta de atrás, y a la torera». Rajoy, que clausuró en Zaragoza el XI congreso regional de su partido -en el que Luisa Fernanda Rudi resultó elegida nueva presidenta-, reclamó una legislación basada en «el control y el orden», que impida «nuevas regularizaciones masivas».
Rajoy subrayó que en 2007 se concedieron en España 970.000 nuevos permisos de residencia y en lo que va de año ya se han tramitado otros 550.000. «Esto merece una reflexión seria que permita tener una idea de lo que realmente se quiere», afirmó, al tiempo que subrayó la necesidad de que la reagrupación familiar sirva para recomponer núcleos familiares.
La idea no es nueva, ni siquiera para el Gobierno. El Ministerio de Trabajo e Inmigración trabaja en una reforma en ese sentido. La crisis financiera y económica y su impacto en el mercado de trabajo han llevado al gabinete de Corbacho a acelerar los trabajos con miras a presentar a finales de año o comienzos de 2009 en el Congreso de los Diputados un proyecto o proposición de ley (en función del consenso que se alcance) en ese sentido.
Los documentos y propuestas con los que trabaja Corbacho van en la línea de limitar las reagrupaciones y restringir tanto los permisos de trabajo como la concatenación de contratos. Todo con el objetivo de evitar en la medida de lo posible nuevas llegadas. Para ello, Trabajo -que quiere a toda costa levantar la menor polvareda posible, dado lo peliagudo del asunto- ya ha comenzado los contactos con las distintas fuerzas políticas. Por ahora, sólo se oponen a la reforma de forma abierta IU y ERC.
Economía real
Rajoy se felicitó por la presencia de España en la cumbre mundial para reformar el sistema financiero internacional, y con su habitual ironía recordó al presidente del Gobierno que el asiento en la reunión ha llegado gracias a George W. Bush y Sarkozy, y no por la mediación de Evo Morales, Fidel Casto o Hugo Chávez. «Tiene gracia», apostilló. Rajoy, que se reunirá con Zapatero para tratar sobre la reunión de Washington, reclamó para la posición española en el encuentro una defensa de la regulación y la supervisión, «sin olvidar la libertad empresarial» y una apuesta por «los valores» que permita alejar al sistema financiero de la codicia.
El líder de la oposición advirtió, no obstante, a Rodríguez Zapatero que España sufre su propia crisis y que la obligación del presidente es afrontarla y solucionar los problemas de la economía real: «de las familias y las pequeñas y medianas empresas, que son las que crean bienestar, trabajo y riqueza». «Es muy importante estar en Washington, pero allí no se van a resolver nuestros problemas», dijo.
Rajoy destacó que un 17% de los hogares españoles vive bajo el umbral de la pobreza. Y que, en esa tesitura, Zapatero, «tras cuadros de autocomplacencia, no hace nada». A su juicio, el presidente del Gobierno «engañó a todos» al negar la crisis y culpar después de ella a EE UU. «No hay ideas, y no hay medidas», espetó. Insistió en la necesidad de rebajar los impuestos a familias, pymes y autónomos. Algo, dijo, que el Gobierno del PP ya hizo a su llegada al poder en 1996 «con una herencia socialista que dejó la tasa paro en el 22,4%, el déficit en el 6% y los tipos en el 11%», y que permitió al país disfrutar de «los mejores años desde 1977».
En un repaso de la situación económica, Rajoy recordó la reciente propuesta de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) de subir el recibo de la luz un 31% en enero. «No sé si se le ha ocurrido a alguien para que luego el Gobierno diga que no», señaló. «Si no, se están riendo de nosotros», añadió. También reclamó austeridad en las cuentas públicas, reformas estructurales y una mejora de la formación de jóvenes y niños, «que son los que competirán en el futuro».