REACCIONES

Un ataque suicida de los talibanes mata a dos soldados españoles en Afganistán

Otros cuatro militares resultaron heridos, uno de ellos de gravedad, en el atentado kamikaze Los terroristas creyeron que embestían contra una patrulla estadounidense de escolta

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Al-Qaeda golpeó de nuevo ayer a las tropas españolas en Afganistán. Dos militares fueron asesinados y otros cuatros resultaron heridos, uno de ellos de gravedad, en un atentado suicida contra un convoy que circulaba por Aziz Abad, una de las localidades más peligrosas del país asiático. El terrorista kamikaze, un vecino de la región, se lanzó con una furgoneta cargada de explosivos contra el último vehículo de la caravana, un blindado español que daba escolta a un contingente de las fuerzas armadas afganas. Los insurgentes talibanes se apresuraron a reivindicar como propio el atentado en un comunicado distribuido en una conocida página yihadista de internet.

Los fallecidos en el primer ataque suicida de la historia de las misiones internacionales españolas son el cabo primero Rubén Alonso Ríos, de 30 años, casado y natural de Vigo, y el brigada Juan Andrés Suárez García, de 39 años y vecino de la localidad asturiana de Mieres. El herido grave es el cabo primero Antonio Cures García, que fue llevado de inmediato al hospital de la base de Herat. El capitán Enrique Dopico Rodríguez, el sargento primero Gonzalo Miguélez Diéguez y el cabo Alberto Cao Pérez, fueron evacuados con heridas leves.

Todos ellos, que llegaron al país en octubre, pertenecían a la Brigada Ligera Aerotranspotable (BRILAT) con base en Figueirido (Pontevedra). Los fallecidos y los heridos estaban adscritos a uno de los dos Equipos Operativos de Instrucción y Enlace (OMLT) del Ejército Español que se encarga del entrenamiento de los policías y militares afganos.

El atentado tuvo lugar a las 12.30 horas (9.00, hora española) en la carretera de Kandahar a Herat. Los militares volvían a Camp Stone (la base de instrucción de los soldados locales en Herat) procedentes de Farah tras haber pernoctado la noche anterior en una base de Estados Unidos. El convoy estaba compuesto por doce camiones de una compañía de abastecimiento del ejército afgano, dos vehículos estadounidenses y seis blindados españoles en labores de escolta, situados delante y detrás de la caravana.

La patrulla española estaba en estado de máxima alerta, ya que circulaba por la zona de Aziz Abad, en el distrito de Shindad, uno de los bastiones de la insurgencia talibán en la provincia de Herat, a unos cien kilómetros de la Base de Apoyo Avanzado (FSB) española de Herat, donde se concentran la mayoría de los 778 militares que las Fuerzas Armadas aportan a la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF). En esa región, a unos 650 kilómetros al oeste de Kabul, ya se habían producido con anterioridad numerosos ataques a las tropas internacionales, entre ellos el que costó la vida el 21 febrero 2007 a la soldado Idoia Rodríguez Buján al explotarle una mina bajo la ambulancia blindada BMR que conducía. Los atentados en la zona se habían intensificado, sobre todo, tras el ataque aéreo de Estados Unidos en Aziz Abad, que mató a 90 civiles, entre ellos 60 niños, el pasado 22 de agosto. A pesar de las «extremas precauciones» del convoy, los efectivos españoles nada pudieron hacer cuando la furgoneta, una Toyota de color blanco, cargada con «gran cantidad de explosivos», según Chacón, dio un volantazo y se empotró a gran velocidad contra el BMR que cerraba la caravana, alcanzándole de lleno. La tremenda explosión y la onda expansiva reventaron el blindado, que enseguida se incendió. Alonso y Suárez «murieron en el acto», señaló la ministra.

Los cuerpos de los fallecidos y de los cuatro heridos fueron rescatados por sus propios compañeros y por los soldados afganos. Enseguida, el contingente avisó a la Base de Apoyo Avanzado en Herat, que envió helicópteros para la evacuación de las víctimas. Los heridos fueron trasladados a la Hospital Role-2 del cuartel general español. Los médicos intervinieron de inmediato al cabo Cures, mientras que el resto de los heridos quedaron ingresados con pronóstico leve.

Reivindicación

Apenas horas después del ataque, las milicias hicieron público en una web un comunicado en el que reivindicaron como propio el atentado. Los insurgentes identificaron al kamikaze como Mulá Habidullah, un vecino de la provincia de Herat. Los insurgentes aseguraron erróneamente haber atacado a soldados norteamericanos y se jactaron de haber destruido un «tanque», en referencia al blindado español que se cerraba el convoy. El atentado sorprendió al contingente español en pleno relevo. La rotación, que comenzó el pasado miércoles, tiene que sustituir a la mayor parte de los efectivos que, como los soldados atacados, se encontraban en Afganistán desde el mes de julio.

La ministra de Defensa, Carme Chacón, que compareció en la sede del Ministerio acompañada del jefe del Estado Mayor de Defensa, el general José Luis Rodríguez, y otros miembros de la cúpula militar, aseguró que «todos los españoles nos sentimos unidos ante el dolor, que es nuestro dolor». «En estos momentos -dijo- somos aún más conscientes de hasta qué punto nuestros soldados exponen su vida por el bienestar y por la libertad de un pueblo distante y también por nuestra seguridad». La ministra, que viajó ayer por la noche a Herat para coordinar la repatriación de las víctimas con ayuda del embajador en la zona, José Turpín Molina, señaló que las tropas españolas destinadas en el extranjero «se merecen nuestra gratitud, nuestro reconocimiento y nuestra admiración». Defensa anunció que Rubén Alonso y Juan Andrés Suárez Ambos serán condecorados a título póstumo con la Cruz al Mérito Militar con distintivo rojo. Además, el Ejército concederá a sus familias una indemnización de 140.000 euros, según recoge la nueva normativa de recompensas militares y fallecimiento en operaciones de mantenimiento de la paz.