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Exposición

Reportero de una guerra

Mariama Amarzaguío
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Estructurados en tres partes, -Fatales consequencias de la sangrienta guerra en España con Buonaparte. Y otros caprichos enfaticos, en 85 estampas. Inventadas, dibuxadas y grabadas, por el pintor original D. Francisco de Goya y Lucientes-, título original que el autor quiso para su serie de grabados, es una recopilación de imágenes que plasman, con cruda realidad, los avatares de unos años penosos en el pasado de España. E

n ella, uno de los pintores más relevantes de nuestra historia, Francisco de Goya, recoge para la posteridad las consecuencias de la Guerra de la Independencia en una población espoleada, mediante una serie de grabados que años más tarde serían editados por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en 1863. Goya comenzó a realizar las primeras planchas de las estampas en 1810, dos años más tarde del comienzo del conflicto, prolongando su producción hasta 1815.

Durante estos años, el artista español realizó 82 planchas grabadas, de no muy buena calidad en lo que a los materiales respecta, pues las penurias de la guerra también alcanzaban el ámbito de las artes. Sin embargo, y pese a todas las vicisitudes que Goya se encontró en el camino, este trabajo supone la primera aproximación de un artista a los horrores de un conflicto, dejando a un lado la poma heroica que había rodeado hasta entonces cualquier expresión artística sobre este tema.

Por una vez, los horrores acontecidos se muestran tal y como son, a través de personajes anónimos, sin dar nombres, ubicaciones o fechas. Simplemente, el horror.

La serie, "Los desastres del guerra", muestra en cada una de sus partes el desarrollo de los acontecimientos. Una primera estampa introductoria, "Tristes presentimientos de lo que ha de acontecer", refleja a un hombre indefenso ante los acontecimientos que se sucederán. Continúan 46 estampas más en las que el autor, en tono creciente, muestra las atrocidades que ambos bandos cometieron unos contra otros y las consecuencias que una guerra provoca en la población. Hambre, robos, enfermedades, miseria, nada se escapa al ojo observador del pintor.

Por último, de la estampa 65 a la 80, Goya muestra su trabajo más alegórico. Mediante un lenguaje simbólico, el artista realiza una crítica hacia los altos estamentos, a salvo de lo que el resto de la población sufre. Finalmente, la serie termina con dos estampas adicionales en forma de díptico que representan la esperanza ante el sufrimiento: La guerra, «Fiero monstruo», y la paz, «Esto es lo verdadero».

En definitiva, sin mencionar el valor artístico de su obra, Francisco de Goya, elaboró un trabajo de documentación incomible para las generaciones venideras sobre un episodio clave en el devenir de una nación. Sin otra herramienta que recogiese este testimonio, salvo la letra impresa, la serie «Los desastres de la guerra», son la fotografía perfecta de unos acontecimientos irrepetibles. El Castillo de Santa Catalina expone hasta el 21 de diciembre la muestra «De la guerra: fatales consecuencias, horrores y desastres».