¿Y quién maneja La Barca?
Oconmigo o contra mí. Este parece ser uno de los principios que con más vehemencia está aplicando la alcaldesa de Jerez, Pilar Sánchez, en el que ya podríamos denominar como el caso La Barca. A nuestra regidora, rehén como todos de sus promesas y compromisos, le han metido las cabras en el corral con este asunto. Y no es para menos. Sánchez no esperaba encontrarse con un alcalde de pueblo como Roque Valenzuela que, antes de velar por los intereses de las sagradas siglas de su partido -lo que hace habitualmente cualquier político de cualquier formación hoy día- ha decidido no renunciar a sus principios y defender a sus vecinos por encima de todas las cosas, aunque para ello tenga que enfrentarse a sus compañeros del PSOE de Jerez. Valenzuela puede tener razones más o menos justificadas para solicitar la independencia o segregación de La Barca de la Florida, eso es discutible, pero lo cierto es que tiene motivos para pensar que se han reido en su cara y en la de todos los barqueños. Pilar Sánchez no debe olvidar que ha ganado dos elecciones municipales en Jerez, la segunda con mayoría absoluta, gracias, principalmente, a las pedanías. Digamos que La Barca, Torrecera y Nueva Jarilla son para Sánchez lo que Virginia, Ohio y New Hampshire para Obama, salvando las espectaculares distancias. Pero la alcaldesa ha sufrido en estos últimos años un súbito ataque de amnesia que la impide recordar que hubo un tiempo en el que se puso del lado de Valenzuela, dio sus bendiciones a la segregación porque Pacheco tenía «asfixiadas» a las pedanías, y, por encima de todas las cosas, obtuvo un importante rédito electoral con ello. Ahora, desde el sillón de la Alcaldía no interesa, lógicamente, que se le meta la tijera al término municipal jerezano. A eso hay que añadirle que Roque ha salido contestón, muy contestón, y que, ya que no ha conseguido la segregación de Jerez, reclama con todas sus fuerzas un buen plato de lentejas para su pueblo, y no las migajas que, dice, le han llegado hasta el momento.
Actualizado: GuardarLa estrategia del despechado alcalde de La Barca -a cuyo Ayuntamiento le han cortado la luz por impago en varias ocasiones- le ha llevado a unirse a los de Torrecera y Estella (ambos del PSA) para tocar todo lo posible las narices al Consistorio jerezano y lanzar claramente a la opinión pública el mensaje de que las pedanías siguen tan abandonadas o más como cuando gobernaba Pacheco. Y, claro, tantas quejas y tanto pataleo con la segregación ha despertado la cólera de la alcaldesa, quien, con la ayuda de su delegada del Medio Rural y, curiosamente, ex concejal del Ayuntamiento de La Barca, María del Carmen Martínez, le ha declarado la guerra al edil pedáneo llegando a significar que Valenzuela no representa ya a las siglas (PSOE) bajo las que fue elegido máximo responsable político de esta pedanía. Se podría decir que Sánchez no paga traidores, aunque llama profundamente la atención que este comportamiento del alcalde Roque no haya sido censurado desde otras instancias del socialismo.
Esta misma semana, sin ir más lejos, el delegado del Gobierno andaluz en la provincia, José Antonio Gómez Periñán, fue preguntado al respecto en Jerez y vino a decir que todo lo que tenga que ver con las pedanías es responsabilidad del Ayuntamiento jerezano y que la Junta no intervendrá. Tampoco se ha visto al todopoderoso Cabaña taparle la boca a Valenzuela, lo que alimenta las tésis de aquellos que sostienen que las relaciones entre nuestra alcaldesa y la cúpula de su partido (desde el propio Cabaña al mismísimo Manuel Chaves) son muy delicadas en estos momentos.
Así las cosas, hay que tener en cuenta que la antes citada delegada municipal del Medio Rural, María del Carmen Martínez, es ahora también la secretaria local del PSOE de La Barca, en sustitución, precisamente, de un Valenzuela que no se presentó a la reelección y que ha denunciado irregularidades en el proceso.
De tal forma que tenemos un alcalde socialista en guerra cruenta contra un ayuntamiento de su mismo color político, un partido cuyas altas instancias miran para otro lado, una alcaldesa de Jerez muy, muy enfadada pero que ya controla a los socialistas barqueños y, por ende, ha enterrado bajo dos metros de olvido el temita de la segregación que defensió antaño.
Los vecinos de esta pedanía jerezana no deben dar crédito a todo lo que está sucediendo en este totum revolutum en el que surge una pregunta muy sencilla, ¿quién maneja hoy día La Barca?