PACIENCIA. Antonio Iriondo, entrenador azulino, sigue sin confiar en Delfín Cañas. / ÓSCAR CHAMORRO
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Delfín Cañas sólo se hace cargo de parte de la deuda que tiene con el club

Ofrece un pagarés, con vencimiento en abril, por valor de 220.000 euros Los jugadores deberán ir resistiendo con las nóminas de la actual directiva

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Viaje hasta Madrid para volver como se fueron. La expedición is-leña que formó ayer el presidente del San Fernando, Manolo Acosta, el vicepresidente económico, Fernando Rodríguez, y el capitán del equipo, Canito, resultó ser un capítulo más de una historia que no pinta nada bien para el vestuario azulino. En la capital de España les esperaba Delfín Ca-ñas, mecenas que ha sido del conjunto isleño en los últimos años y al que el actual presidente le agradeció los servicios prestados.

El caso es que Cañas no está -ni puede, les dijo- por la labor de hacer frente a la deuda de 378.000 euros que dejó en el ejercicio anterior. De momento, lo único a lo que puede comprometerse con los actuales rectores del San Fernando es a presentar un nuevo pagarés (con vencimiento en el mes de abril) por el valor de 220.000 euros. Tanto Acosta como Fernando Rodríguez intentaron negociar el pagarés en el acto pero pero «a día de hoy, y con la falta de liquidez actual, nadie nos puede adelantar ese dinero».

Cañas les transmitió que en la actualidad está pasando por problemas económicos graves y les marcó una serie de pautas para que el dinero que ofrece (222.000 euros, nunca más) al equipo pueda llegar a sus destinatarios antes del mes de abril. Así pues, de los 378.000 euros que adeuda deja 1556.00 a cargo de la actual directiva que dirige Manolo Acosta.

La única solución posible que aporta Acosta a los jugadores es que «vayan tirando con las nóminas que mes a mes podemos pagándoles». La directiva, que se reunirá en breve para escuchar al presidente en primera persona, confía en que el Ayuntamiento siga colaborando con el club así como muchas empresas para poder sacar adelante un presupuesto harto complicado.

La reunión, que acabó cerca de las nueve de la noche tras cinco horas de duración, transcurrió con corrección pero dentro de un ambiente tenso.

De la deuda que Cañas contrae con la plantilla del año pasado, 266.000 euros pertenecen a jugadores que todavía juegan en el equipo mientras que 108.000 son para jugadores que ya no defienden la camiseta azulina y que, según Canito, «van a tener mucho más complicado cobrar».

Precisamente, el capitán isleño no quiso adelantar las medidas que pueda tomar el equipo porque prefería comentar a sus compañeros el discurrir de la reunión.