Cuando Jerez criaba aceites
Aunque conocido por muchos ciudadanos, el molino del Alcázar es una de las joyas que la ciudad ha recuperado para el disfrute de todos
Actualizado:Recordemos que Jerez, en el siglo XVIII, además de tener una gran industria vitivinícola, era también lugar de olivos hermosos y sabrosos aceites. Aunque una gran parte de los jerezanos conocen la anigua ubicación del gran molino en el Alcázar, nunca está de más comentar que justamente en el lateral que da al antiguo teatro Eslava existe un lagar donde se prensaba la aceituna para sacar el zumo que es aceite, aunque reconstruido tras ser restaurada la zona.
Posiblemente a finales del siglo XVII o a comienzos del XVIII fue cuando se derribó esta parte del Alcázar para construir esta almazara. Cuando se visita se comprueba que el molino tiene unas dimensiones espectaculares. En el centro de la sala de prensa hay una gran viga de madera que se utilizaba como maza para la molturación de las aceitunas. Los bajos están dispuestos con todo un entramado de canalillos donde el aceite iba circulando hasta llegar a alguna zona donde se depositaba el preciado líquido.
Cuenta Laureano Aguilar, arqueólogo municipal, en una publicación dedicada al Alcázar, que «es curioso observar la existencia de molinos de aceite en Jerez, donde en la actualidad no hay olivares». «No obstante -prosigue- durante toda la Edad Media y buena parte de la Edad Moderna el olivar llegó a competir en estas tierras con la vid».
En el exterior podemos observar gallarda la torre que se ofrece como contrapeso a a la gran viga.
Durante muchos años, estas dependencias fueron lugar de viviendas. Porteros, vigilantes y personal del Alcázar llegaron a vivir en lo que en su día fue el molino. Afortunadamente, se recuperaron este lugar gracias a las distintas actuaciones que el Ayuntamiento ha ejecutado en El Alcázar. Recuperó, por tanto, su antigua fisonomía, respetando la disposición de lo que en otros tiempos fue un gran molino de aceite. Ahora, los jerezanos que quieran lo puede contemplar en un buen estado de conservación.