Los hoteleros reclaman más actividades de ocio para impulsar el sector en la Sierra

El sector turístico de la Sierra se caracteriza por contar con pequeñas empresas, generalmente familiares, que intentan buscar canales de comercialización a su medida, que les permitan competir en un mercado de gigantes. Una de las aspiraciones fundamentales de los empresarios siempre ha sido la creación de un destino turístico común para la promoción exterior. Ésa era la intención que tenía la Mancomunidad de la Sierra al crear la marca Pueblos Blancos. «Una identidad, 1.000 diferencias», era el mensaje, cuando se puso en marcha el 9 de diciembre de 2004.

Cuatro años después los empresarios siguen manteniendo que «aquí cada uno hace la guerra por su sitio», apunta el propietario del Hotel El Carmen, en Prado del Rey, que añade que «tendríamos que ser capaces de crear paquetes completos para atraer a los turistas». Ésta ha sido una de las aspiraciones de la Asociación de Turismo Rural «desde su creación», asegura su actual presidenta, Olga Galván. No obstante, el papel de esta asociación también ha sido muy criticado por algunos hoteleros porque entienden que «no tiene contenidos, no hace nada y no sirve para canalizar nuestras reivindicaciones», apuntó Emilio Ramírez, propietario del Hotel La Fonda en Arcos. Esto ha llevado a hacer intentos de crear asociaciones alternativas que «doten de contenidos atractivos para el visitantes», aseguró Ramírez.

Esa, precisamente, es otra de las reivindicaciones de los hoteleros serranos, que entienden que la comarca «no es un destino turístico, ya que no existen empresas que ofrezcan actividades al turista», aseguró el propietario de la Fonda. Al respecto, recuerda que Arcos, «ciudad turística por excelencia, no cuenta con espacios como un restaurante flamenco con espectáculos, empresas de actividades rurales, entre otras». Ramírez explicó que esta situación no se solucionará con el Programa de Desarrollo Sostenible que la Junta de Andalucía y la Mancomunidad están poniendo en marcha y que cuenta con una inversión de 8,5 millones de euros. Empresarios serranos entienden que se ha confundido el negocio turístico y sólo se invierte en crear hoteles y camas sin tener en cuenta que el sector necesita de empresas auxiliares que ofrezcan alternativas para el turismo activo. Al respecto también lamentan que muchas de las infraestructuras culturales y museísticas que se están creando no se encuentran abiertas al visitante por lo que «no conseguimos el efecto que se persigue», entienden.

Uno de los puntos que mayor controversia crea, entre los hoteleros serranos, con respecto a este Programa, es el de la creación del Centro de Iniciativas Turísticas en Prado del Rey. Éstos explicaron que «este centro debería de ir en una de las dos poblaciones que más turismo tienen, Arcos o Grazalema, porque no se entiende que se cree en una población que no tiene turismo», asegura Cristóbal Santana, propietario del Hotel Real de Veas en Arcos.

Ramírez y Santana coinciden, además, en que los políticos «no cuentan con formación turística y además no se rodean de gente que la tenga». Otra de las cuestiones que algunos empresarios consideran que puede estar afectando negativamente al turismo de la Sierra es la falta de sostenibilidad, entiende Teresa de la Rosa, propietaria del Hotel Peñón Grande en Grazalema. La empresaria argumentó que este es un punto que «no estamos sabiendo conseguir y nos está perjudicando».

Otras demandas

Por último, la «competencia desleal» de multitud de casas rurales que «se encuentran fuera de todo tipo de control y contra las que no podemos competir» perjudica el desarrollo empresarial.

Por todo lo expuesto, los hoteleros serranos consideran que se deberían poner en marcha iniciativas que «no sólo nos beneficiarían a nosotros como empresarios», sino que «ayuden a crear un destino turístico fuerte que sea el verdadero motor económico de la zona». Tamayo aseguró, al respecto, que «si somos capaces de crear una oferta completa, podemos competir con cualquier destino del mundo porque tenemos unas condiciones naturales envidiables».

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