Un joven fallece de un infarto en Oviedo al descubrir el cadáver de su padre
El hombre había muerto de un paro cardíaco en un baño del parque por el que paseaba habitualmente
Actualizado:Un hombre de 70 años y su hijo de 26 fallecieron ayer en el Parque de Invierno por sendas paradas cardíacas. El joven sufrió el infarto al encontrarse a su padre, que padecía problemas de corazón, muerto en los baños públicos del recinto donde solía ir a pasear.
Ante la impaciencia de su madre, que ya había llamado a los servicios de urgencias para comprobar los ingresos, I. G. M. salió en busca de su padre. Eran las dos de la tarde y a esa hora A. G. G., fontanero jubilado, siempre se disponía a comer tras su paseo diario por el parque. El joven, junto a dos amigos, recorrió durante una hora la arboleda hasta que a las tres de la tarde entró en los servicios públicos del recinto situados a la altura del Centro Materno Infantil.
El hombre estaba encerrado en un baño y no respondía. El hijo llamó a los bomberos, a la policía y a su hermana que a su vez alertó al servicio del 112 Asturias. El centro de emergencias se puso en contacto con el chico para conocer la situación exacta de los hechos.
Tras unos minutos, la conversación se cortó. El joven había sufrido un infarto. Según los testigos, durante una hora una dotación del Servicio de Atención Médica Urgente (SAMU) con una ambulancia de soporte vital básico intentaron reanimarle aunque el personal sanitario sólo pudo certificar las dos defunciones.
Una dotación de la Policía Nacional, coordinada con los agentes municipales, acordonó la zona hasta la llegada de la Brigada Científica, la unidad de muertes violentas, el juez y el médico forense. A las cinco de la tarde se procedió al levantamiento de los cadáveres que no mostraban signos de agresión y que fueron trasladados al Hospital Central de Asturias, donde se les practicará la autopsia para determinar las causas de los fallecimientos.
El domicilio
Mientras N. G. M. buscaba a su padre, el resto de la familia aguardaba noticias en su domicilio de la calle de El Rosal. El primer fallecido estaba inscrito en la lista de espera para que le implantaran un by-pass por lo que su mujer estaba muy angustiada. Tras la llamada del chico, el desconcierto reinaba en la casa. Su hermana intentó contactar con él en varias ocasiones sin obtener respuesta alguna. Por ello, la familia se desplazó hasta el hospital, donde le comunicaron la muerte. Aún no sabían la segunda parte de la historia. Las mujeres pensaban que su hijo y hermano estaba arreglando todos los trámites e insistían con el teléfono para poder comunicarse con él.
Al volver al piso para cambiarse de ropa recibieron la trágica noticia: el chico también había fallecido. Algunos vecinos escucharon los gritos, ante su desconcierto porque no sabían que había sucedido. Al enterarse, todos coincidieron en la magnitud de la desgracia.