Obama ya se ve presidente
El líder demócrata arrincona la cautela y afronta la noche con ventaja en todas las encuestas
Actualizado: GuardarHay un inequívoco aire de victoria en la campaña de Barack Obama, que rezuma euforia antes de que se haya contado un solo voto. Se nota en las draconianas medidas de seguridad, el repentino despotismo de los voluntarios, la adrenalina que despiden los mítines y hasta en las palabras del hombre que de cumplirse las encuestas mañana sería el nuevo presidente de EE UU.
«En los últimos dos días me he sentido muy bien», confesó el domingo en Cleveland, rodeado de su familia. «Uno puede sentirse muy solo en la carretera, pero cuando tienes una mujer como Michelle y unas hijas como Malia y Sasha a tu lado, todo se siente mejor. Hasta empiezas a pensar que puedes ganar unas elecciones el 4 de noviembre».
Era una confidencia inesperada para un político que presume de no tener altos ni bajos. Obama, que ha estudiado a San Agustín, se declara asceta a estas alturas de su vida, capaz de mantener a raya las pasiones después de haber practicado durante un tiempo el ayuno y la meditación. Esa disciplina emocional, junto con la insalvable distancia que ha marcado hasta con la prensa más cercana que le ha acompañado durante 21 meses de campaña, es la que le ha permitido no perder la compostura ni en los momentos vividos de más nerviosismo.
Uno de ellos fue cuando perdió las primarias de New Hampshire, después de ir once puntos por delante de Hillary Clinton. Aquel revés le obligó a pelear cinco meses más por el liderazgo del partido. Su calmada reacción fue reunir a todos sus asesores para escuchar el análisis de cada uno, no sin antes advertir que no admitiría dedos acusadores.
Cuando su amigo y pastor Jeremiah Wright estuvo a punto de descarrilar su campaña al maldecir América en televisión, Obama respondió con uno de los mejores discursos de su vida. Y cuando su rival John McCain dio la vuelta a la tortilla eligiendo a Sarah Palin como vicepresidenta, Obama decidió ignorarla, convencido de que moriría de éxito por sus propios méritos bajo el intensivo escrutinio de los medios, y así se lo ordenó a todos sus colaboradores.
Hay encuestas para todos los gustos, pero en todas Obama aventaja a su rival republicano: CBS ponía ayer a Obama 13 puntos por delante (54%-41%), USA Today, 11 (53%-42%), CNN, siete (53%-46%), Reuters, siete (51%-44%) y la ultraconservadora Fox, siete (50%-43%). Como Al Gore demostró a su pesar en 2000, en EE UU se puede ser el candidato más votado sin ganar la Casa Blanca, porque lo que cuenta es el colegio electoral, formado por delegados de cada estado. Según las cuentas de The New York Times, Obama ha afianzado todos los que ganó John Kerry en 2004 y cinco que ganó George W. Bush, pero también ha puesto en jaque otros cinco bastiones republicanos.
Voto femenino
Ayer Sarah Palin todavía sufría el azote de silencio de Obama, pero la perspectiva de verla en la Casa Blanca triunfaba en las pancartas de los seguidores demócratas como «lo más escalofriante de este Halloween», decía una de ellas. «Si lo que pretendían era recoger el voto de las mujeres que se ganó a pulso Hillary Clinton durante 35 años, no les funcionó», sentenció Pat Sullivan, una profesional de 67 años que simboliza el perfil de votantes de la ex primera dama. «La mayor parte de las mujeres no quiere que se le asocie con gente como ella». Y Karl Lawson, que también esperaba la llegada de Obama al mitin de Cleveland, le daba la razón. «Mi mujer es súper feminista pero en cuanto la escuchó hablar 15 minutos me dijo: No la quiero ni para que me limpie el suelo».
Sólo Bruce Springsteen se atrevió a mencionarla el domingo sobre el escenario. Fue con una risa ahogada tras el micrófono, entre bromas con su «adorable esposa», Patti Scialfa, mientras amenizaba la espera del deseado. La temperatura era de 12 grados, corría un viento frío de los Grandes Lagos y hasta llovió al final del mitin, pero el Boss salió al escenario en mangas de camisa y con los puños remangados. Sólo con su guitarra y la armónica, recordando a sus seguidores «la responsabilidad de ser americanos», denunciando a Bush y sus halcones por haber «hecho trizas» el contrato social del país «en nuestras narices», y lanzando un grito de rebelión que espera ver traducido hoy en votos por Obama. «No sé vosotros, pero yo quiero que me devuelvan mi país, mi sueño americano, mi EE UU del alma», dijo al término de un monólogo de cinco minutos, acompañado con acordes de guitarra, que culminó con el tema más oído durante la campaña, The Rising (El renacer). Sus fans se deleitaban ayer con la letra de una canción que nunca habían oído antes y dedicó a Obama: Working on a dream (Trabajando en un sueño).
Signo desmoralizador
Las últimas 48 horas de Obama han servido para peinar Ohio y tocar tocado Florida, Carolina del Norte y Virginia, bastión republicano durante 40 años donde cerró su campaña como un signo desmoralizador para el partido republicano. Pero McCain no tiraba la toalla. Dice que nada en su vida le ha sido fácil. Que le separan apenas un par de puntos en estados tan clave como Florida y Ohio. Y que en las últimas dos semanas ha acortado distancias, como así ha sido. Así que para las últimas 24 horas se propuso una maratón de siete estados que empezó a ritmo de salsa cubana en Miami, acosado en ese frente por Hillary Clinton y Al Gore, que volvió a la escena del crimen ocho años después. Tennessee, Pensilvania, Indiana, Nuevo México, Nevada completaban la ruta que acabó en su hogar de Arizona, donde esperará los resultados.
Su último regalo electoral fue el apoyo de Dick Cheney, que Obama explotó sarcástico al cierre de este juicio al legado de Bush. «Hay que darle crédito a McCain por ganarse ese apoyo que no le ha sido fácil, para lograrlo ha tenido que votar con las propuestas de Bush el 90% de las veces. ¿Y creéis que Dick Cheney estaría encantado de apoyar a John McCain si de verdad fuera a cambiar Washington?», dijo con una carcajada. «¿Vamos, vosotros sois más listos que eso! Sois vosotros los que con vuestro voto podéis traer a este país el cambio que necesita. Viene un nuevo día, el sol está en camino», prometió.