Montmeló abrirá la lucha contra Lewis Hamilton en apenas dos semanas

Lunes negro en Brasil, que amaneció desolado, estupefacto. No sólo hubo lágrimas en el último podio de Sao Paulo. Todo el país lloró, desconsolado, y siguió entre sollozos en el día después de la tragedia nacional. «Es increíble lo que pasó», «Dios fue muy injusto con Massa», «Hamilton tuvo la suerte de los campeones». De todo se podía oír en los comercios del centro comercial de Morumbi, no lejos del circuito, en los que se podía ver mecánicos de algunos equipos dispuestos a realizar las últimas compras. Tampoco muchas, porque los precios en Sao Paulo son muy elevados.

Los cansados rostros de los miembros de la F1 que permanecían en Sao Paulo el lunes por la mañana explicaban por sí mismos que la noche había sido larga. Hubo varias fiestas, casi todas por todo lo alto. Incluso en el box de Ferrari corrió el champán después de la carrera y por la noche más de la cuenta incluso. Los fastos en el hotel de McLaren comenzaron con una reparadora cena en la que al principio no estaban los mecánicos, que se fueron incorporando poco a poco, a medida que salían del circuito y recogían sus trastos.

El flamante campeón se incorporó de los últimos, junto a su familia, y fue recibido con una salva de aplausos. Entre los presentes en la fiesta privada estuvo Pedro Martínez De la Rosa, que aún aspira a correr la próxima temporada. El español se mostró entusiasmado con el triunfo del piloto para el que en definitiva trabaja y no es para menos. McLaren no ganaba un título de pilotos desde 1999, y Pedro ha tenido mucho que ver en este triunfo, como piloto de pruebas de verdad de la escudería. Parte de ese título también le pertenece.

¿El nuevo Senna?

La realidad es terca y Brasil sigue a la espera de su nuevo Senna. El 17 de noviembre Bruno Senna, sobrino del mítico Ayrton, estará a los mando de un Honda en Montmeló. Pretende demostrar que puede sustituir a otro brasileño, Rubens Barrichello, al volante de un Honda en 2009. Por lo que parece, los brasileños tendrán que esperar para volver a tener una oportunidad tan pintiparada como la de este fin de semana. Felipe Massa se llevó un palo importante pocos metros después de cruzar la meta del último y más emocionante G.P. de la temporada.

Felipe, al igual que ocurría en su box, celebraba ya el triunfo y sobre todo el título, cuando su ingeniero le dijo que Hamilton había entrado quinto en la meta. La desbordante alegría del padre de Massa, de su mujer y de todo el equipo, cambió de escenario, y fue al box de McLaren, donde la novia de Hamilton, Nicole Scherzinger, no se lo podía creer. En el espacio de unos metros, de unos segundos, el título cambió de manos.

Lo peor para Massa, lo verdaderamente cruel, es que se creyó campeón durante dos vueltas. De haber ido siempre Hamilton entre los cuatro primeros, Massa no se hubiese hecho ilusiones en vano, pero el brasileño se vio campeón. Al caer a plomo desde la nube, el golpetazo resultó terrible. Aunque siga su progresión de forma adecuada y algún día se corone campeón del mundo, el brasileño jamás podrá olvidar lo que le ocurrió en Sao Paulo. Para él, igual que para Hamilton, habrá un antes y un después del hundimiento de Timo Glock, de esos neumáticos de liso cantando bajo la lluvia.

Cerrado un apasionante curso pasado por agua en el que Fernando Alonso brilló en el último tercio y Hamilton estuvo a punto de tirarlo todo por la borda por segundo año consecutivo, las miradas ya se centran en el futuro. En el Mundial de 2009, que arranca en realidad el próximo día 17 con las primeras pruebas que se van a llevar a cabo en Montmeló, todos lucharán contra el campeón. El asturiano negó anoche cualquier posibilidad de recalar al final en Ferrari por lo que, salvo sorpresa final, el próximo miércoles se hará oficial su continuidad con Renault, con el patrón Flavio Briatore.

Nuevo comienzo

En apenas dos semanas los equipos van a presentar ya los monoplazas con la aerodinámica para 2009, que es mucho más limitada que hasta ahora, con las ruedas lisas, y el sistema KERS. Este último invento, que sirve para la recuperación de energía, no es obligatorio para el año que viene. Incluso, hay equipos como Ferrari que no lo ha probado nunca en pista. En este aspecto están mucho más retrasados los italianos que BMW, que ya lo experimentó en Jerez hace unos meses. Toyota incluso ha manifestado que no lo utilizarán en el inicio de temporada. Estas pruebas servirán para ver caras nuevas al volante de los monoplazas, aunque sobre todo serán los pilotos probadores quienes asuman gran parte del trabajo inicial. Será el momento de gloria para Badoer o Gené, al volante de los Ferrari.