Alicia multicolor
Alicia atraviesa el espejo, es el segundo trabajo dramatúrgico de Daniel Pérez sobre la obra de Lewis Carrol escrita a finales del S.XIX. La obra de este famoso autor inglés es ya un clásico que ha servido de inspiración a infinidad de versiones y reinterpretaciones tanto escénicas como audiovisuales. El tratamiento que hace Daniel Pérez es acertado en cuanto a la simplicidad y concreción de las peripecias sufridas por Alicia y su reflejo. Llama la atención la facilidad con que construye textos a base de rimas para nada chocantes o simplonas y que apuntan muy bien al tipo de público al que van dirigidos.
Actualizado:Por su parte, la concepción estética de esta propuesta de Réplika Teatro, está bien enfocada en todos sus detalles. La escenografía, blanca en su totalidad y con paneles practicables, ayuda a dar una sensación de movilidad y ritmo y los ambientes creados a partir del simple uso del color, hacen que los cambios de escena se produzcan con natural fluidez y limpieza.
El planteamiento hecho por Agatha Ruiz de la Prada en el vestuario es sin duda llamativo y cumple eficazmente con el conjunto de la obra.
La música y la creación del espacio sonoro están en armonía con el resto de elementos, destacan, tanto algunos efectos de sonido, como alguna que otra canción, como por ejemplo el dueto interpretado por Alicia y su doble, o la divertida canción del Adiós-adiós hola-hola.
Estamos ante una buena coordinación de Jarolsw Bielski en su labor de director a la hora de conseguir esta armoniosa propuesta multicolor.
En donde falla el montaje es en lo referente a las interpretaciones pues resultan grises en general. Quizás podríamos destacar algunas intervenciones, como las de los personajes tic y tac. Pero la falta de proyección gestual y vocal del elenco, aunado a la inútil presencia de un par de micrófonos de ambiente, nos hacían perdernos la historia, y desafortunadamente el play-back no ayuda en absoluto a la buena recepción del montaje ni al mínimo lucimiento de los actores. Es loable la intención del director a la hora de atreverse con un trabajo actoral a pulmón y sin amplificación del sonido, pero hoy día, el despierto y atrevido batallón infantil de nuestros teatros, ya no se conforma con la simple contemplación de la escena, es inquieto y exigente. Sin duda alguna, la pertinaz falta de una clara audición descompone y da al traste con un trabajo bien logrado estéticamente.