LA ROTONDA

Ocio y negocio en Cádiz

Hay muchos motivos para afrontar una revolución del entretenimiento que acabe con la endémica precariedad de instalaciones lúdicas y culturales.

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Las generaciones de hoy no saben convivir con el aburrimiento. Los abuelos se entretenían de niños con un palo, que lo mismo era una espada, que un caballo; los padres lo hacíamos con cualquier juguete o en la calle con los amigos, y los niños -y no tan niños- sólo saben hacerlo en un parque temático, en un chiquipark o rodeados de cuentacuentos, payasos, globos y todo un elenco de simpáticos comediantes al servicio de su diversión. El aburrimiento era un estado quizá insatisfactorio, pero natural y pasajero; hoy casi se ha convertido en un tabú, casi en una frustración capaz de generar todo tipo de traumas en niños y padres. Con lo divertido que es aburrirse a veces... Los palos son peligrosos; la calle, también, y la imaginación hoy sólo se dibuja en 3D.

Los ciudadanos del siglo XXI necesitamos así toda una infraestructura del ocio capaz de llenar nuestro tiempo y vaciar nuestros bolsillos. Y las ciudades deben responder a esta necesidad, tan acusada en Wall Street como en La Laguna. El reciente éxito en Cádiz del Festival Aéreo, de las grandes regatas y de los conciertos del verano en la playa demuestran que esta ciudad está ávida de entretenimientos alternativos a los paseos por La Victoria o las tardes en el Carranza. Otras ciudades hace años que entendieron el valor del ocio para construir núcleos urbanos más amables y también como motor económico. Aquí, aún estamos en ello.

La decisión de Turespaña y Paradores de demoler el Hotel Atlántico y construir dos nuevos complejos es sólo una demostración más de las oportunidades y atractivos que de forma natural ofrece Cádiz, hecho que debe animar a afrontar una revolución del ocio en la ciudad. Y el Doce, al margen del Bicentenario, es una referencia perfecta para conseguir este objetivo.

Esta misma semana se ha revelado un cambio de mentalidad con el nuevo proyecto de La Punta, con una oferta lúdica complementaria a la noche, más allá del botellón, y que responde a la falta de alternativas en la ciudad, cada vez más elocuente y comentada entre los ciudadanos. Y no tanto por la ausencia de actividades lúdicas, sino más por la falta de infraestructuras relacionadas con el entretenimiento. La precaria dotación de instalaciones deportivas, de espacios escénicos y de algún complejo de ocio de referencia -el desarrollo de un maremagnum en Puerto América planteado por Teófila Martínez, con la puesta en marcha de un acuario, sigue sin arrancar- requiere una inversión económica y sobre todo una decisión política que se antoja muy difícil en estos momentos. Una vez más, los políticos parecen marchar por detrás de la ciudadanía y se pierden a menudo en enfrentamientos estériles y cómicos. Cuando el principal problema de esta ciudad -el jueves Rafael Román dio una rueda de prensa para tratar este asunto- son los quioscos de La Caleta y Varela es que algo falla.

Mientras las instituciones parecen embaucadas por el Bicentenario y por todos los parabienes que nos va a traer, en esta ciudad se perciben cada vez con más fuerza deseos de un proyecto, por fin, a lo grande, que surja de la propia esencia de esta ciudad y capaz de liderar un nuevo modelo de ciudad, con más piscinas, más pistas polideportivas, más espacios culturales y, aunque le duela al concejal Antonio Castillo, una programación más ambiciosa, más diversa y de más altura.

FUSIONES Y CAJAS

Chaves ha vuelto a plantear la oportunidad de una fusión de las cajas andaluzas. Pero no le va a ser fácil. Caja Granada ya ha dicho que se opone a cualquier idea de caja única; Javier Arenas también rechaza la propuesta del presidente de la Junta, aunque luego diga que a las cajas de ahorro «les sobra política por todos lados y les falta profesionalidad», y los sindicatos no han dudado en posicionarse también en contra. La realidad es que mientras el mapa financiero andaluz de las cajas siga tan diseminado será imposible ganar competitividad y aumentarán las debilidades frente a otras entidades con mayor volumen. Como dice Arenas, en las cajas sobra mucha política, sobra el trapicheo de poder y sobra, una vez más, intereses personales. Por eso no se entiende su oposición a la propuesta de Chaves, salvo que el PP esté jugando con varias barajas -una de ellas sevillana- con la intención de evitar que sea Unicaja la que lidere, como es natural, este proceso de fusión.

GUERRA AL ABANDONO

Los comerciantes y el Ayuntamiento de Cádiz se han puesto de acuerdo. Dos días después de que los comerciantes reclamaran dentro del plan Medet el adecentamiento de la ciudad, la Junta de Gobierno Local aprobó el viernes la declaración de guerra los locales abandonados. No hay nada como hacer limpieza para cambiarle la imagen a la ciudad. Es positivo que de una vez por todas se pase del debate a la acción.

macastillo@lavozdigital.es