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DONDE LAS CALLES NO TIENEN NOMBRE

Menos Plenos planos

JAVIER BENÍTEZ
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o se lo van a creer, pero ayer conocí a un concejal más triste que nuestro Joaquín del Valle. Fue en un pequeño pueblo de la serranía de Ronda, un bello lugar de tan sólo 300 habitantes, donde la quietud y la naturaleza son las señas de identidad. Uno de esos sitios en los que -te robo la frase, Modesto- se puede escuchar el silencio. Y la verdad es que, a veces, para lo que hay que oir, mejor optar por una opción como la que nos ofrecen estos recónditos y bellos parajes. Es cierto. En los medios de comunicación, salvo excepciones, se escuchan cada vez majaderías más grandes e idioteces más elaboradas. O, siendo más benévolos, en campos como el de la política local no existe ni por asomo el nivel de otros tiempos. Me explicaré. En estos días de republicanos y demócratas, de encuestas y sondeos en serie, de espectaculares mítines y discursos grandilocuentes, de esperanzas renovadas, de ideas y confianza a borbotones recuerda uno perfectamente cuales son los motivos por los que te gusta la política. Los valores, la confrontación democrática, los ideales, los proyectos, la planificación, las rivalidades...La política es eso y mucho más, pero es también la dialéctica, el juego de las palabras, la oratoria. Ése es el ingrediente que en mi caso particular más me atrae de todo esto. Y de estos elementos es más difícil cada día que pasa encontrar dosis de brillantez e inspiración. Los Plenos en el Ayuntamiento de Jerez hace ya mucho tiempo, varios años, que dejaron de ser realmente interesantes. Las sesiones plenarias de nuestro sacrosanto Consistorio se han convertido en verdaderas torturas malayas, carentes de la más mínima chispa. Ladrillos envueltos en burocracia que multiplican por cien los efectos del más potente de los somníferos que podamos encontrar en el mercado. No es culpa de ningún partido en concreto y es culpa un poco de todos.

El Ayuntamiento de Jerez ha tenido grandes oradores, políticos que manejaban la gramática a su antojo, que te enganchaban con su discurso, aunque se estuviese hablando de la lista de los reyes godos. Nombraré sólo a los que vi en acción. En los bancos se Izquierda Unida se sentó durante unos años Manuel Montero. Manolo era un concejal incisivo, ardiente en su verbo, de los que no dejaba títere con cabeza, de los que no necesitaba recurrir a la demagogia, de los que vomitaba sus verdades con una credibilidad aplastante. Me recordaba al Julio Anguita de los buenos tiempos y, por supuesto, ocupa un sitio privilegiado en este club de oradores del que les hablo.

Es difícil olvidar también las intervenciones de Miguel Arias Cañete. El que fuera después ministro de Agricultura del Gobierno de Aznar era un tipo ciertamente afortunado en sus alocuciones en el Pleno del Ayuntamiento de Jerez. Tenía mordiente y era un verdadero maestro en el uso y disfrute de la ironía. Puso en más de un aprieto a Pedro Pacheco, cuya verborrea digamos que nunca fue académica, precisamente. Pacheco, no obstante, tuvo durante sus primeras legislaturas como alcalde a fieles escuderos que jugaban ese papel mucho mejor que él. De los que pude ver en directo recuerdo a José Rodríguez Carrión. Rápido, contundente, eficaz y certero en sus intervenciones que, si bien, no gozaban de brillantez literaria, sí constituían una buena oportunidad para disfrutar con un discurso político. En las filas del PSOE siempre me gustaron las maneras de Casto Sánchez Mellado, aunque he de reconocer que era más valiente y atrevido en la oposición y que da la sensación de que el poder le ha adormecido en esa faceta de la oratoria. No obstante, sabe conjugar muy bien sus aptitudes como docente. A esta hay que sumar otros cuyas andanzas conozco de oídas como Antonio Reyes, Juan Pedro Cosano, Fustegueras... Aquellos sí que eran Plenos y no los de ahora. En el último, el que esta semana aprobó las ordenanzas fiscales para 2009, sólo hubo una frase que me llamara la atención.»Este Ayuntamiento no tiene un duro para ayudar a nadie», dijo Juan Manuel García Bermúdez. Aunque como comprenderán esta frase me interesó más por el fondo que por la forma.

jbenitez@lavozdigital.es