COUNTRY. Charlie Haden junto a su familia y amigos. / LA VOZ
Cultura

Asunto de familia

El contrabajista norteamericano Charlie Haden publica un cuidado álbum de country junto a su familia y amigos de la talla de Elvis Costello o Rosanne Cash

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Aunque el prestigio de su trayectoria está estrechamente ligado al jazz, el contrabajista Charlie Haden (Shenandoah, Iowa; 1937) nació literalmente en el seno de una familia country. Sus padres Carl y Virginia lideraron durante años un grupo -The Haden Family- del que también formaron parte algunos de sus hermanos y que giró y sonó por numerosas ciudades nortamericanas en la década de los cuarenta. El niño Charlie acompañó a sus padres, e incluso cantó junto a ellos, en una aventura que pondría los cimientos de una vocación musical que no tardaría en situarlo en territorio jazzístico junto a decisivos nombres del género como Ornette Coleman o Paul Bley para proseguir luego a través de una revelante crónica en solitario plasmada en proyectos como la Liberation Music Orchestra o el Quartet West y en colaboraciones de la solvencia de Beyond The Missouri Sky (1996) junto al guitarrista Pat Metheny.

El acercamiento que Haden realizó en este último álbum al ámbito de la tradición musical norteamericana en general, y del country en particular a través de temas como Precious Jewel de Roy Acuff, reactivó su interés por aquel género. Un acercamiento alentado por sus hijas trillizas Rachel, Petra -ambas integrantes del grupo That Dog- y Tanya, su hijo Josh, líder de Spain, o su propia esposa Ruth Cameron -a la postre, coproductora del álbum- quienes se implicaron de lleno en un trabajo discográfico que ahora llega firmado por Charlie Haden Family & Friends con el título de Rambling Boy (Emarcy - Universal; 2008).

Lista de invitados

Sus diecinueve canciones dibujan un distendido paseo por la música country y los espacios comunes con el jazz o el spiritual. Antes que exigente, Haden parece haber aplicado un criterio lúdico y evocador en la confección de un guión que incluye frescas lecturas de canciones suscritas por instituciones como The Stanley Brothers, la Carter Family o el mismo Hank Williams. La lista de invitados se engrosa con una relación de amigos de la que forman parte Elvis Costello, Rosanne Cash, Pat Metheny, Bela Fleck, Bruce Hornsby, Ricky Skaggs, Vince Gill o el actor Jack Black (marido de una de sus hijas) y a la que no permenecen ajenos reputados músicos de country y bluegrass como Jerry Douglas, Sam Bush, Stuart Duncan o Bryan Sutton.

Tan concurrida nómina - segmentada en sendos bloques Nashville Musicians y New York Musicians- no enturbia en exceso un recorrido abierto y oxigenado, amigo del trato exquisito aunque también en las antípodas de aquel sonido vehemente y arrojado - mucho más trascendente, sin duda- que Haden exhibió a comienzos de los sesenta en sus inicios como paladín del free jazz al lado del genial Ornette Coleman. Ambas vertientes -aquella decisiva, esta complemetaria- se aplican en un curioso juego de contrastes para contornear con mayor precisión la figura de uno de los más valiosos y versátiles contrabajistas del pasado medio siglo.