A LAS MANOS. Tensión entre los militantes de IULV-CA de Bollullos Par del Condado, Mengíbar y Chiclana / ANTONIO MONTILLA
ANDALUCÍA

Butrón y Blanco, junto con otros expulsados de IU, intentan boicotear la reelección de Valderas

El coordinador general de IU-CA logra el ochenta por ciento de apoyos a su gestión en el marco de una jornada tensa y plagada de incidentes

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Puertas abiertas, pero escaleras cerradas. Los llamamientos a la unidad y al consenso interno que ha realizado Diego Valderas en las dos primeras jornadas de la XVII Asamblea Andaluza de Izquierda Unida quedaron ayer en entredicho, tras una serie de fuertes enfrentamientos entre militantes a las puertas del plenario donde se celebra este cónclave, que concluye hoy.

Hubo intercambio de empujones, manotazos, insultos y gritos entre aproximadamente un centenar de expulsados de las asambleas de IU-CA en Chiclana, Bollullos y Mengíbar, arropados por miembros del sector crítico que lidera el jiennense José Cabrero -y que también apoya el alcalde de Marinaleda y parlamentario Juan Manuel Sánchez Gordillo-. En frente, los responsables de la seguridad del congreso, en la mayoría jóvenes cachorros cercanos a la dirección regional.

Pasión y tensión son dos elementos que siempre están presentes en las asambleas de esta formación, pero sin llegar al grado de violencia que se alcanzó ayer en la escalera que daba acceso al salón donde se discutía el informe de gestión de Diego Valderas.

«¿Los censos están manipulados!» y «¿Clandestinos no nos vamos!» voceaban los que llegaban de la calle. El fondo de esta polémica radica en la decisión de la dirección regional de disolver las asambleas en estas tres localidades por no cumplir las directrices de pactar con el PSOE en los ayuntamientos. La cuestión es que para poder asistir y participar en el congreso regional de IU-CA hay que ser compromisario, elegido por una asamblea local. Por lo tanto, los de Bollullos, Mengíbar y Chiclana, con el reglamento en la mano, no podían pasar por esa escalera.

Un terreno vetado también para José Cabrero, que sólo puede asistir como invitado, pese a que opta, junto a Diego Valderas, a la coordinación regional. Cabrero, menos beligerante, ofreció una rueda de prensa en la que denunció la falta de pluralidad del equipo de Valderas por, entre otras cuestiones, no permitir más libertad de expresión en la formación.

Cabrero, además, acusó a los oficialistas de urdir una estrategia en la asamblea andaluza para sumar más delegados para la federal, que se celebra el 15 de noviembre, donde, según Cabrero, el PCA quiere dar un golpe de efecto y hacerse con el control de la formación a nivel nacional.

Triunfo

Todo este lío de la escalera deslució el claro apoyo que los compromisarios con derecho a voto ofrecieron al informe de gestión de Diego Valderas. En concreto, el informe político de la Ejecutiva saliente recibió el voto afirmativo de 321 delegados (el 80,4 por ciento), el voto contrario de 66 delegados (el 16,5 por ciento) y 12 abstenciones (3,01 por ciento). Asimismo, cabe destacar que de los 505 delegados acreditados para votar el informe, un total de 106 no emitieron voto alguno.

«Los árboles ya me dejan ver el bosque», dijo Valderas en una intervención ante los periodistas no prevista, que llevó a cabo tras la comparecencia de Cabrero y Sánchez Gordillo.

La satisfacción comedida de Valderas está directamente relacionada con la votación de hoy, en la que puede obtener el mayor margen de apoyo en su tres candidaturas a dirigir Izquierda Unida en Andalucía. En las dos anteriores, nunca superior el 59% de adhesiones y en esta tercera, puede rozar el 80%. Cabrero, en un tono no exento de resignación, mantiene su candidatura «saquemos lo que saquemos». Los críticos entienden que el cónclave de Salobreña no es más que un punto y seguido hacia su objetivo final: la refundición de IU-CA.

Pero Valderas tendrá ahora tres años por delante con un respaldo mayoritario y sin Gaspar Llamazares en Madrid, punto de distorsión interna según el líder andaluz.

Su discurso sigue plagado de guiños hacia la unidad. Afirma que tiende la mano a los críticos, pero ya no da más pasos en esa dirección. Al contrario, aconseja a los díscolos: «Hay que insultar menos, consensuar más y respetar a la mayoría».

En clave externa, Valderas quiere «recuperar la calle» para IU-CA y diferenciarse de manera clara de los discursos del PSOE y del PP y, a tenor de sus constantes referencias al tema, reforzar el espíritu republicano de su formación en Andalucía.