El líder libio desciende del avión a su llegada a Moscú. / AFP
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Gadafi se reencuentra con Moscú despúes de 23 años de ausencia

El líder libio visita Rusia para restablecer los viejos vínculos con el Kremlin

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El gran líder de la revolución libia, Muamar Gadafi, volvió ayer a Moscú después de 23 años de ausencia. Desea restablecer los viejos vínculos que su país tuvo siempre con el Kremlin. Nada más llegar a la capital rusa, Gadafi fue agasajado por el presidente Dmitri Medvédev, en una entrañable velada en su residencia de Meindorf, en las afueras de Moscú. Uno de los temas tratados fue el lugar de emplazamiento de su jaima beduina durante los tres días de su visita.

Tras su golpe de Estado contra el rey Idris, en 1969, Gadafi se convirtió en un fiel aliado de la Unión Soviética, de donde empezó a recibir armas a raudales. La cosa se enfrió tras la llegada al poder de Mijaíl Gorbachov y, más aún, con el atentado de Lockerville. Reconciliado ya con Occidente, el dirigente libio se dispone ahora a recuperar aquella vieja amistad. El primero en romper el hielo fue Vladímir Putin, quien, aún en calidad de presidente, viajó a Libia el pasado mes de abril. Ahora le toca a Gadafi devolver la visita.

Putin condonó a Libia su deuda contraída con la desaparecida URSS, cuyo importe fue establecido en 3.500 millones de euros. Prácticamente toda la suma corresponde a compra de armamentos. A cambio, Trípoli suscribió varios contratos multimillonarios, los más importantes con el gigante energético Gazprom y con los Ferrocarriles rusos (RZhD). Pero, según el diario Kommersant, en Moscú no están muy satisfechos de cómo marcha la implementación de esos grandes proyectos.

El periódico ruso asegura que, para aplacar el malestar reinante en el Kremlin, Gadafi se propone ofrecer a Moscú la posibilidad de instalar una base naval en el puerto libio de Bengasi. Sería la alternativa a la base de Sebastopol, en territorio ucraniano y cuyo desmantelamiento exige Kiev en 2017. Los navíos de la Armada rusa que participarán a mediados de noviembre en unas maniobras en el Caribe han hecho ya escala en Libia y también una fragata enviada al golfo de Adén para luchar contra la piratería.

Sin embargo, de acuerdo con las informaciones difundidas por varios rotativos rusos, el aspecto más sustancioso del actual viaje a Moscú del máximo dirigente libio es la cooperación militar y, en concreto, la compra de nuevas armas y repuestos para las que fueron adquiridas durante la época soviética. Los contratos podrían superar la cifra de 1.500 millones de euros. Otro capítulo importante en la cooperación ente Moscú y Trípoli, según un comunicado distribuido ayer por el Kremlin, será «la energía nuclear con fines pacíficos». Rusia desearía además participar en proyectos de construcción de viviendas, centros industriales, centrales eléctricas, autopistas y otras infraestructuras.