CÁDIZ. La lluvia deslució buena parte de los actos preparados para Halloween. / MIGUEL GÓMEZ
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El agua fue el peor monstruo

La lluvia provocó que se anulasen muchas fiestas de Halloween La Policía preparó un dispositivo en El Puerto para evitar actos vandálicos

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Halloween tuvo que enfrentarse ayer al monstruo más terrible. No fue un muerto viviente, ni una reencarnación de Drácula ni el protagonista sangriento de la última película de terror norteamericana. Quien más asustó ayer fue la lluvia, que deslució buena parte de las celebraciones que se habían programado en la provincia para celebrar esta fiesta proveniente de los Estados Unidos. Muchos niños tuvieron que cambiar su bolsa de caramelos por un paraguas y un chubasquero.

En Cádiz, las fiestas que se habían programado en los colegios tuvieron que celebrarse en el interior de las aulas. La fiesta más importante y que se preveía que iba a congregar a un mayor número de personas, la del colegio Salesianos, fue cancelada por el agua y pospuesta para el próximo 15 de noviembre.

En el Puerto, la localidad donde está más implantada esta celebración, los jóvenes comenzaron a calentar motores desde pasadas las 19 horas de ayer. Las zonas de Valdelagrana, Costa Oeste y Urbaluz, son las más proclives a esta fiesta y los hosteleros y comerciantes no dejan pasar esta oportunidad. Los pubs del centro de la ciudad también se engalanaron para la ocasión, pero los adolescentes y mayores son «muy reacios a acudir disfrazados», según comenta Moisés Marroquín, camarero de una discoteca. El punto álgido comenzó a partir de las 00.00 horas. Agentes de la Policía Local, Nacional y de la Guardia Civil permanecieron ayer durante toda la madrugada vigilando cada punto de la localidad para evitar altercados. Además, el Ayuntamiento tuvo que adelantar la hora de recogida de la basura en la Zona Norte, para evitar que la basura quedase esparcida en el caso de que los vándalos tumbasen los contenedores.

Juegos pese a la lluvia

En Chiclana, los principales actos que estaban previsto celebrarse con motivo de la festividad de Halloween quedaron ayer suspendidos o tuvieron poca presencia de público en la ciudad con motivo del temporal de agua y viento que azotó desde primera hora la localidad. Así, por ejemplo la Fiesta de Otoño organizada por la guardería pública Huerta del Rosario quedó aplazada hasta la próxima semana. Tiendas de regalos y disfraces han vendido máscaras, calabazas y todo tipo de atuendos en las últimas semanas para una fiesta que no deja a nadie indiferente cada primero de noviembre.

En Puerto Real, el colegio de La Salle celebró su particular Halloween, en el que pequeños y adolescentes se divirtieron de lo lindo con las diversas actividades organizadas por el grupo de los Scouts y los padres y madres de los alumnos que han estado preparando los juegos durante varios días. El mayor éxito de la tarde fue lo cosechó La Casa del terror, una atracción que se montó en el salón de actos del colegio figurando un castillo terrorífico, donde los niños tenían que, tras tirar unos grandes dados, seguir un trayecto con diversas pruebas hasta llegar a la meta final que era un cementerio. Allí junto a una tenebrosa cruz, una bruja los ponía a prueba y en caso de salir victoriosos, conseguían un premio. Los disfraces más comunes eran los de diablos, muertos vivientes y brujas aunque también se podían ver algunos niños que, a falta de disfraz, iban pintados con maquillaje simulando enormes heridas. Por otra parte, en la ciudad algunos establecimientos de copas como Zona cero celebraron la noche de Halloween con diversos acto patrocinados por una conocida marca de ron. Durante la fiesta, que comenzó a las 0.00 horas, las azafatas repartieron regalos entre los asistentes hicieron fotografías para el recuerdo e invitaran a una copa.

Aunque cada vez tiene mayor arraigo en San Fernando, lo cierto es que todavía es una fiesta a la que le queda mucho camino por recorrer. Al menos se está implantando con fuerza en los jóvenes de las barriadas que han adquirido la costumbre de los americanos de ir puerta por puerta a pedir caramelos con los disfraces más terroríficos que se han podido hacer de un día tras otro. Se trata de una constante de la fiesta, ya que la falta de previsión hace que en muchas casas las llamadas de los niños sea tan inesperada que no tienen preparados caramelos que ofrecer y buscan entre los rincones para que los pequeños no elija la otra opción, el susto. En esta localidad, el mal tiempo deslució la velada y frenó el ímpetu de muchos pequeños que prefirieron quedarse en casa a ir a la búsqueda de caramelos. Lo que no impidió la lluvia fue la celebración de las ya típicas fiestas de los pubs a la que las clientela no falta a pesar del mal tiempo. Promesas de un buen ambiente con algún que otro sobresalto y por supuesto regalos en forma de careta, son la alternativa de la juventud para pasar una noche de brujas en compañía de los amigos.

INFORMACIÓN ELABORADA POR: Cristina Lojo, Jesús M. Aragón, Tito Barrena y Carlos Cherbuy.