PROCESADO. El acusado se sienta en el banquillo ayer por la mañana. / ANTONIO VÁZQUEZ
Ciudadanos

Alega que le vendieron coca adulterada para explicar una reyerta con cuchillos en La Viña

La defensa se agarra a un trastorno mental y a la adicción para justificar la reacción de su cliente y el fiscal mantiene la acusación por intento de homicidio

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Tres de la mañana. Calle La Palma, en pleno corazón viñero. En el bar la Taberna de María se disponen a cerrar. En ese momento se bifurca la historia en dos versiones sobre una reyerta ocurrida en marzo de 2006 que acabó con dos hermanos heridos -propietarios del citado establecimiento-. Uno de ellos lucía ayer en la Audiencia Provincial la cicatriz que le había quedado en la cara por una herida con arma blanca que estuvo cerca de afectar una zona de riesgo vital, como es el paquete bascular del cuello.

Los hermanos son las víctimas de una pelea que, según declararon ayer ante el tribunal de la Audiencia, la provocó el acusado, Fernando Garzón Gordillo, alias Fernando el Gitano, porque no aceptó que no le sirvieran «un cubata con la baraja de la puerta ya echada». Ambos declararon que el procesado agarró un manojo de cuchillos y se abalanzó sobre uno de ellos. En el forcejeo, los dos salieron heridos.

El acusado cuenta otra historia. Había acudido al bar a comprar cocaína y como no le dejaron consumirla en el local, salió fuera. Al suministrarse la primera raya: «me di cuenta que me habían dado porquería. Regresé para reclamarles mi dinero y cuando les dije que iba a denunciarles, me pegaron». La defensa se agarró a que su cliente sufre un trastorno mental -los forenses determinaron que no afecta a su voluntad- y a la adicción para justificar una reacción que puede valerle al procesado una pena de seis años que solicita el fiscal.

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