El ingenio gaditano en el negocio turístico

hora que llegó el lobo de la crisis al sector del turismo y que esta provincia está notando la bajada de la demanda es el momento de dejar de mirarnos el ombligo y hacernos una radiografía para averiguar por qué este descenso está afectando a un destino que vende su calidad a boca llena. Con esta idea, el Patronato Provincial de Turismo organizó la semana pasada un encuentro entre directivos de agencias de viaje de España y el empresariado turístico gaditano. En la reunión quedó en evidencia que, buenas intenciones aparte, mientras hubo grandes cifras y ventas fáciles pocos hicieron los deberes. Por una parte, las agencias reclamaban a los empresarios que se plasmaran en catálogos todos los atractivos del destino para poder exponerlos en sus estanterías y vender Cádiz con más facilidad. A esto, los emprendedores gaditanos asintieron con un silencio que confirmó que Cádiz es un producto que se ha despachado solo. Pero, devolviendo la pelota, es lícito cuestionar qué hacen estas agencias para comercializar este destino. Porque se podría pensar que estos puntos de venta al público se han convertido en meros administrativos de billetes de avión o en eco de las ofertas de los grandes intermediarios. Seguramente, los directivos de las agencias medianas y pequeñas contestarían que buscan la mayor rentabilidad al menor esfuerzo. Pero el tiempo de ser un destino receptor ya pasó. Ya no llegan los visitantes como hace 30 años al Hotel Playa Victoria. En aquellos tiempos de la prehistoria turística, los veraneantes deshacían sus maletas para quedarse un mes a pie de playa y al marcharse dejaban la misma habitación reservada para el siguiente verano. Ahora todo el mundo -y me refiero al globo terráqueo- se ha convertido en destino comercializador. A los turistas hay que cazarlos a lazo, uno a uno, y con mucho ingenio, con el que sobra en Cádiz. Ahora es el momento de realizar estudios muy afinados, proponer soluciones creativas y ponerlas en práctica. Mientras que esto no se haga, unos por otros y la provincia sin vender.