Jerez

No entiendo

CALLE PORVERA No entiendo a los que tienen en el botellón su principal forma de diversión. No entiendo que haya tantos jóvenes cuyo gran objetivo los fines de semana sea pillarse la mayor tajá posible.

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No entiendo que las autoridades permitan eso y que, además, incluso lo fomenten habilitando espacios específicos para que los jóvenes se reúnan los fines de semana para practicarlo. ¿No se supone que está prohibido y que la obligación de las administraciones y los cuerpos de seguridad es, por lo tanto, impedirlo?

Pero entiendo menos que, encima de permitirlo y hasta acondicionar lo que ya popularmente se conoce como botellódromos, luego no controlen ni vigilen los mismos para evitar episodios como el sucedido el pasado fin de semana en Jerez, en el que un joven ha perdido un ojo por culpa de una agresión. Y si es cierto lo que han denunciado algunos jóvenes de que la policía apenas patrulla por la zona y que tras el suceso en cuestión no se preocupó ni tan siquiera de buscar al agresor, o que la ambulancia tardó una hora en llegar para auxliar a la víctima, pues entonces ya sí que no entiendo nada.

¿Cómo es posible que suceda algo así en una ciudad como Jerez? No sólo se hace la vista gorda y se permite las concentraciones de jóvenes para hace botellón, sino que además se les facilita esa práctica, pero sin unas mínimas garantías.

Es el mundo al revés. Lo sucedido este fin de semana ha sido grave, pero pudo serlo mucho más. Y hay más de un culpable, no sólo al agresor, aunque seguro que no todos pagarán por ello. Como para entenderlo.